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12/03/2016

Las buenas acciones de Fidel Castro


Santiago Villarreal Cuéllar

Mucho se ha dicho de lo bueno y lo malo de Fidel Castro, después de su muerte. Me limitaré a mostrar las buenas acciones del régimen desde la llegada al poder el 01 de enero de 1959. Escribo con conocimiento de causa porque conozco la isla. La he visitado en tres oportunidades, no como turista, sino como invitado, pernotando varios meses.

Tiene el mejor sistema de salud completamente gratis para todos los humanos, sin exclusiones de ninguna naturaleza. La salud es humana como derecho fundamental, pero ante todo es preventiva pues los médicos y para-médicos adelantan diariamente campañas para prevenir las enfermedades. La mortalidad infantil es mínima y la longevidad alcanza los 79 años promedio, pero hay muchos ancianos de 90 y cien años, bien atendidos y no en la indigencia como en nuestros países mal llamados libres. La educación es obligatoria y gratuita hasta la universidad y de muy buena calidad. Hay un maestro por cada diez alumnos, completamente personalizada y humanizada, donde no solo enseñan conocimientos, sino un profundo sentido del humanismo y la solidaridad. El estado suministra el bono alimentario a todas las familias del país, sin distinguir de nacionalidad. Esto garantiza la seguridad alimentaria para todos los humanos y nadie aguanta hambre. Todos los alimentos son racionados, pero nadie se queda sin un suministro básico. Nadie mendiga limosna porque todo ser humano tiene lo básicamente necesario para subsistir, así no sea en abundancia. Nadie duerme en las calles, ni existen los llamados “habitantes de calle,” como en nuestros países, y mucho menos niños. Estos tienen una prioridad especial en todos los ámbitos. Nadie es propietario de su casa, pero el arriendo estatal es simbólico y se descuenta del salario mensual por lo que nadie es desalojado de sus viviendas.

Nadie debe esperar cambios debido a la muerte de Fidel, porque la inmensa mayoría de cubanos viven felices con su sistema de vida, y están dispuestos a defender ese modelo incluso ofrendando la vida.


12/01/2016

Impresionante homenaje a Fidel Castro


Santiago Villarreal Cuéllar

Cuando murió el presidente argentino Juan Domingo Perón, hubo doce días de duelo, diez de ellos dedicados a un impresionante desfile nunca antes visto en alguna parte del planeta. Yo tenía ocho años cuando por la televisión contemplaba esas imágenes y me preguntaba qué hace que la gente quiera tanto a un líder, que aún después de muerto lloren, griten y deseen que no se vaya. Todavía el espíritu de Perón sirve de inspiración y guía a muchos políticos argentinos. Para millones él es un santo, aunque no canonizado por la Iglesia Católica.

Solo volví a ver esos desfiles en Caracas Venezuela, durante los funerales del extinto Hugo Rafael Chávez Frías, en marzo de 2013. Pero el desfile más impresionante lo hemos visto en estos días, durante los funerales del líder de la revolución cubana Fidel Alejandro Castro Rus. En la Plaza de la Revolución, millones de cubanos, diplomáticos, gente asilada y refugiada en la isla, han transitado por el sitio donde reposan las cenizas del comandante.


La impresionante despedida llenó una de las más emblemáticas avenidas de la Habana, donde todo un pueblo se aglomeró para despedir a su líder. Ante semejante homenaje, uno se pregunta: ¿Así de malo era Fidel?     

11/26/2016

Fidel Castro, el último Gran Héroe de Latino-América


Santiago Villarreal Cuéllar

Siempre quise conocer al gran Hombre, a ese líder que acompañado de un puñado de valientes decidió un día iniciar una justa lucha armada para derrocar al tirano Fulgencio Batista, gobierno títere del gobierno norteamericano. En las tres oportunidades que visité Cuba, no logré verlo, no obstante buscar la forma de hacerlo, conocer el Palacio de la Revolución y el Parlamento.

Pero el deseo se cumplió. Cuando residía en Venezuela, fui invitado a la ciudad de Córdoba Argentina a la Primera Gran Cumbre del Mercosur, celebrada el 16 de julio del año 2006, y fue allí, en el gran salón de convenciones de la Universidad de Córdoba, donde a unos cincuenta metros logré ver al comandante. Después, en horas de la noche, me ‘colé’ a una sala donde estaba conversando con Hugo Chávez, el filósofo Enrique Dussel, el sociólogo Álvaro García Lineros, vice-presidente de Bolivia y otras personas que no conocía, todos intelectuales de izquierda. Alguien le preguntó al comandante: ¿cómo se hace una revolución? Y él muy modesta y sinceramente contestó: “No existe una fórmula, yo no la tengo, ni creo que nadie sabe realmente cómo se hace un proceso revolucionario. No existe receta única. Cada pueblo, cada país, debe inventarse la forma de hacer su propia revolución.”

A las diez y veinticinco minutos de la noche del viernes 25 de noviembre de 2016, el último Gran Héroe de Latino-América, falleció. Su obra fue consumada. El legado dejado por este hombre, corpulento, de más de uno con noventa de estatura, espesa barba, mirada penetrante, que en todo momento estaba hablando y moviendo sus manos, su cabeza, su cuerpo, está hecho. Casi no permanecía sentado por mucho tiempo. Tenía una especie de hiperactividad y cargaba muchos libros en su maletín personal.

El Héroe que logró no solo derrocar la dictadura de Batista, sino que resistió con valentía los embates de los sucesivos gobiernos de los Estados Unidos, que hicieron hasta lo imposible por derrocarlo, se mantuvo firme, incólume, imbatible, invencible. Pero lo más importante: inspiró a su pueblo a permanecer de pie, con la frente en alto y sirvió de inspiración a otros grandes líderes para realizar los cambios estructurales en sus distintos países.

Quienes hemos estado en Cuba podemos dar testimonio de los grandes avances de la revolución y el legado de Fidel Castro, y no juzgamos o repetimos como la matraca lo que otros dicen. Grandes logros en educación, salud y seguridad alimentaria, gratuita para todos los humanos, incluso para quienes no son cubanos. En las ciudades nunca se ven niños, ni indigentes, ni ancianos viviendo en la calle, o durmiendo en las mismas como es el pan de cada día en el resto de América Latina y los Estados Unidos. Los artistas, deportistas y gente que tiene habilidades artesanales, tiene y un estatus especial, y se dedican a su oficio, subvencionados por el estado, y no se ven obligados a pedir limosna para desarrollar su profesión.

Adiós Fidel. ¡Hasta la victoria siempre!               


11/20/2016

Las propuestas de Trump que los grandes medios censuraron

Santiago Villarreal Cuéllar

Por considerar de suma importancia el análisis imparcial de uno de los periodistas más prestigiosos, editorialista del periódico francés Le Mond Diplomatique, edición en español, reproducimos el último de los editoriales de Ignacio Ramonet. 

La derecha tibia, la izquierda moderada, y el llamado centro, defensores del Nuevo Orden, el neo-liberalismo económico, los tratados de libre comercio, y la globalización mundial, planeados por el gobierno invisible, entraron en verdadero pánico ante el triunfo de Donald Trump.    

A continuación el texto completo del editorial.  

Las siete propuestas de Trump que los grandes medios censuraron... y que explican su victoria

  

Por IGNACIO RAMONET

La victoria de Donald Trump (como el brexit en el Reino Unido o la victoria del “no” en Colombia) significa, en primer lugar, una nueva estrepitosa derrota de los grandes medios dominantes y de los institutos de sondeo y de las encuestas de opinión. Pero significa también que toda la arquitectura mundial, establecida al final de la Segunda Guerra Mundial, se ve ahora trastocada y se derrumba. Los naipes de la geopolítica se van a barajar de nuevo. Otra partida empieza. Entramos en una era nueva cuyo rasgo determinante es “lo desconocido”. Ahora todo puede ocurrir.

¿Cómo ha conseguido Trump invertir una tendencia que lo daba como perdedor y lograr imponerse en la recta final de la campaña? Este personaje atípico, con sus propuestas grotescas y sus ideas sensacionalistas, ya había desbaratado hasta ahora todos los pronósticos. Frente a pesos pesados como Jeb Bush, Marco Rubio o Ted Cruz, que contaban además con el resuelto apoyo del establishmentrepublicano, muy pocos lo veían imponerse en las primarias del Partido Republicano y, sin embargo, carbonizó a sus adversarios, reduciéndolos a cenizas.

Hay que entender que, desde la crisis financiera de 2008 (de la que aún no hemos salido), ya nada es igual en ninguna parte. Los ciudadanos están profundamente desencantados. La propia democracia, como modelo, ha perdido credibilidad. Los sistemas políticos han sido sacudidos hasta las raíces. En Europa, por ejemplo, se han multiplicado los terremotos electorales (entre ellos, el brexit). Los grandes partidos tradicionales están en crisis. Y en todas partes percibimos subidas de formaciones de extrema derecha (en Francia, en Austria y en los países nórdicos) o de partidos antisistema y anticorrupción (Italia, España). El paisaje político aparece radicalmente transformado.

Ese fenómeno ha llegado a Estados Unidos, un país que ya conoció, en 2010, una ola populista devastadora, encarnada entonces por el Tea Party. La irrupción del multimillonario Donald Trump en la Casa Blanca prolonga aquello y constituye una revolución electoral que ningún analista supo prever.Aunque la vieja bicefalia entre demócratas y republicanos pervive en apariencias, la victoria de un candidato tan heterodoxo como Trump constituye un verdadero seísmo. Su estilo directo, populachero, y su mensaje maniqueo y reduccionista, apelando a los bajos instintos de ciertos sectores de la sociedad,muy distinto del tono habitual de los políticos estadounidenses, le ha conferido un carácter de autenticidad a ojos del sector más decepcionado del electorado de la derecha. Para muchos electores irritados por lo “políticamente correcto”, que creen que ya no se puede decir lo que se piensa so pena de ser acusado de racista, la “palabra libre” de Trump sobre los latinos, los inmigrantes o los musulmanes es percibida como un auténtico desahogo.
A ese respecto, el candidato republicano ha sabido interpretar lo que podríamos llamar la “rebelión de las bases”. Percibió mejor que nadie la fractura cada vez más amplia entre las elites políticas, económicas, intelectuales y mediáticas, por una parte, y la base del electorado conservador, por la otra. Su discurso violentamente anti-Washington y anti Wall Street sedujo, en particular, a los electores blancos, poco cultos y empobrecidos por los efectos de la globalización económica.

Hay que precisar que el mensaje de Trump no es semejante al de un partido neofascista europeo. No es un ultraderechista convencional. Él mismo se define como un “conservador con sentido común” y su posición, en el abanico de la política, se situaría más exactamente a la derecha de la derecha. Empresario multimillonario y estrella archipopular de la telerrealidad, Trump no es un antisistema ni, obviamente, un revolucionario. No censura el modelo político en sí, sino a los políticos que lo han estado piloteando. Su discurso es emocional y espontáneo. Apela a los instintos, a las “tripas”, no a lo cerebral ni a la razón. Habla para esa parte del pueblo estadounidense entre la cual ha empezado a cundir el desánimo y el descontento. Se dirige a la gente que está cansada de la vieja política, de la “casta”. Y promete inyectar honestidad en el sistema; renovar nombres, rostros y actitudes. 

Los medios han dado gran difusión a algunas de sus declaraciones y propuestas más odiosas, patafísicas o ubuescas. Recordemos, por ejemplo, su afirmación de que todos los inmigrantes ilegales mexicanos son “corruptos, delincuentes y violadores”. O su proyecto de expulsar a los once millones de inmigrantes ilegales latinos a quienes quiere meter en autobuses y expulsar del país mandándoles a México. O su propuesta, inspirada en Juego de Tronos, de construir un muro fronterizo de 3.145 kilómetros a lo largo de valles, montañas y desiertos para impedir la entrada de inmigrantes latinoamericanos y cuyo presupuesto de 21.000 millones de dólares sería financiado por el Gobierno de México. En ese mismo orden de ideas, también anunció que prohibiría la entrada a todos los inmigrantes musulmanes... Y atacó con vehemencia a los padres de un militar estadounidense de confesión musulmana, Humayun Khan, muerto en combate en Irak en 2004.

También su afirmación de que el matrimonio tradicional, formado por un hombre y una mujer, es “la base de una sociedad libre”, y su crítica a la decisión del Tribunal Supremo de considerar que el matrimonio entre personas del mismo sexo es un derecho constitucional. Trump apoya las llamadas “leyes de libertad religiosa”, impulsadas por los conservadores en varios estados para denegar servicios a las personas LGTB. Sin olvidar sus declaraciones sobre el “engaño” del cambio climático que, según Trump, es un concepto “creado por y para los chinos, para hacer que el sector manufacturero estadounidense pierda competitividad”.

Este catálogo de necedades horripilantes y detestables ha sido, repito, masivamente difundido por los medios dominantes no sólo en Estados Unidos, sino también en el resto del mundo. Y la principal pregunta que mucha gente se hacía era: ¿cómo es posible que un personaje con tan lamentables ideas consiga una audiencia tan considerable entre los electores estadounidenses, los cuales, obviamente, no pueden estar todos lobotomizados? Algo no cuadraba.

Para responder a esa pregunta hemos tenido que hendir la muralla informativa y analizar más de cerca el programa completo del candidato republicano y descubrir los siete puntos fundamentales que defiende, silenciados por los grandes medios:

1) Los periodistas no le perdonan, en primer lugar, que ataque de frente al poder mediático. Le reprochan que constantemente anime al público en sus mítines a abuchear a los “deshonestos” medios. Trump suele afirmar: “No estoy compitiendo contra Hillary Clinton, estoy compitiendo contra los corruptos medios de comunicación” (1). En un tweet reciente, por ejemplo, escribió: “Si los repugnantes y corruptos medios me cubrieran de forma honesta y no inyectaran significados falsos a las palabras que digo, estaría ganando a Hillary por un 20%”.

Por considerar injusta o sesgada la cobertura mediática, el candidato republicano no dudó en retirar las credenciales de prensa para cubrir sus actos de campaña a varios medios importantes, entre otros The Washington PostPoliticoThe Huffington Post y BuzzFeed. Y hasta se ha atrevido a atacar a Fox News, la gran cadena del derechismo panfletario, a pesar de que lo apoya a fondo como candidato favorito...

2) Otra razón por la que los grandes medios atacaron con saña a Trump es porque denuncia la globalización económica, convencido de que ésta ha acabado con la clase media. Según él, la economía globalizada está fallando cada vez a más gente y recuerda que, en los últimos quince años, más de 60.000 fábricas han tenido que cerrar en Estados Unidos y casi cinco millones de empleos industriales bien pagados han desaparecido.

3) Es un ferviente proteccionista. Propone aumentar las tasas sobre todos los productos importados. “Vamos a recuperar el control del país, haremos que Estados Unidos vuelva a ser un gran país”, suele afirmar, retomando su eslogan de campaña.
Partidario del brexit, Donald Trump ha desvelado que, una vez elegido presidente, tratará de sacar a EE.UU. del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA por sus siglas en inglés). También arremetió contra el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP por sus siglas en inglés), y aseguró que, de alcanzar la presidencia, sacará al país del mismo: “El TPP sería un golpe mortal para la industria manufacturera de Estados Unidos”.

En regiones como el rust belt, el “cinturón de óxido” del noreste, donde las deslocalizaciones y el cierre de fábricas manufactureras dejaron altos niveles de desempleo y de pobreza, este mensaje de Trump está calando hondo.

4) Así como su rechazo a los recortes neoliberales en materia de seguridad social. Muchos electores republicanos, víctimas de la crisis económica del 2008 o que tienen más de 65 años, necesitan beneficiarse de la Social Security (jubilación) y del Medicare (seguro sanitario) que desarrolló el presidente Barack Obama y que otros líderes republicanos desean suprimir. Trump ha prometido no tocar estos avances sociales, bajar el precio de los medicamentos, ayudar a resolver los problemas de los “sin techo”, reformar la fiscalidad de los pequeños contribuyentes y suprimir el impuesto federal que afecta a 73 millones de hogares modestos.

5) Contra la arrogancia de Wall Street, Trump propone aumentar significativamente los impuestos de los corredores de hedge funds que ganan fortunas y apoya el restablecimiento de la Ley Glass-Steagall. Aprobada en 1933 en plena Depresión, esta Ley separó la banca tradicional de la banca de inversiones con el objetivo de evitar que la primera pudiera hacer inversiones de alto riesgo. Obviamente, todo el sector financiero se opone absolutamente al restablecimiento de esta medida.

6) En política internacional, Trump quiere establecer una alianza con Rusia para combatir con eficacia a la Organización Estado Islámico (OEI o ISIS por sus siglas en inglés). Aunque para ello Washington tenga que reconocer la anexión de Crimea por Moscú.

7) Trump estima que, con su enorme deuda soberana, Estados Unidos ya no dispone de los recursos necesarios para llevar a cabo una política exterior intervencionista indiscriminada. Ya no pueden imponer la paz a cualquier precio. Al contrario que varios caciques de su partido, y como consecuencia lógica del final de la Guerra Fría, quiere cambiar la OTAN: “No habrá nunca más garantía de una protección automática de los Estados Unidos para los países de la OTAN”.

Todas estas propuestas no invalidan en absoluto las inaceptables, odiosas y a veces nauseabundas declaraciones del candidato republicano difundidas a bombo y platillo por los grandes medios dominantes. Pero sí explican mejor el porqué de su éxito.

En 1980, la inesperada victoria de Ronald Reagan en las elecciones presidenciales de Estados Unidos hizo que el planeta entrara en un ciclo de cuarenta años de neoliberalismo y de globalización financiera. Hoy, la victoria de Donald Trump puede hacernos entrar en un nuevo ciclo geopolítico cuya peligrosa característica ideológica principal –que vemos surgir por todas partes y en particular en Francia con Marine Le Pen – es el “autoritarismo identitario”. Un mundo se derrumba, pues, y da vértigo...






11/18/2016

Puñalada al corazón neo-liberal


Santiago Villarreal Cuéllar

Parece un sueño. Lo utópico, la quimera, lo que parecía inalcanzable empieza a ocurrir en el mundo. Los pensadores de izquierda hubiéramos querido ser protagonistas de la estocada final a un modelo nefasto, especulativo, salvaje, satánico para hablar en términos esotéricos. Un modelo que tiene postrado al mundo occidental en la esclavitud moderna. La más grande humillación al ser humano donde los más ricos en treinta años se hicieron más ricos, la clase media desapareció y los pobres llegaron al extremo de recoger cartón para sobrevivir. La historia moderna no había registrado tanta iniquidad en tan corto tiempo. El surgimiento en Latino-América de la figura de Hugo Chávez, logró detener con mucho esfuerzo el siniestro plan de la Alianza para las Américas, a la que se unió Argentina, Brasil, Bolivia, Ecuador, Paraguay y Nicaragua. Sin embargo, Argentina, Paraguay y Brasil, comenzaron peligrosamente a retroceder con la caída de sus gobiernos de izquierda democrática.

El jueves 23 de junio de 2016, fue un día histórico para el mundo, y un duro golpe al modelo neoliberal en el corazón de Europa, donde nació hace más de treinta años con Margaret Thacher. La separación del Reino Unido de la Unión Europea, significa el primer golpe en esa parte del continente.
La puñalada más certera la acaba de asestar el pueblo norteamericano al elegir el 8 de noviembre de 2016, al señor Donald Trump, como presidente. 

La extrema derecha, como la izquierda, son enemigas del desalmado sistema y de toda esa parafernalia de la globalización. Pero ocurrió lo impensable: los azares del destino y de la historia quieren que sea esa derecha recalcitrante, odiada por el gobierno invisible tan despreciada como la izquierda, la que protagonice la lenta agonía, y futura muerte del horroroso sistema.


Sin embargo, no debemos cantar victoria porque el enemigo invisible se levantará furioso. Viéndose herido de muerte, puede recurrir a los más impensables y siniestros planes. Desde asesinar a Trump, hasta protagonizar una guerra planetaria.        

11/09/2016

Donald Trump, otra amenaza para el Nuevo Orden



Santiago Villarreal Cuéllar

Como lo anticipó Nueva Era en sus dos artículos: Subestimando a los locos ('http://nuevaera66.blogspot.com/2016/08/subestimando-los-locos.htm) y  Donald Trump a las puertas de la Casa Blanca ('http://nuevaera66.blogspot.com/2016/11/donald-trump-las-puertas-de-la-casa.html), el candidato republicano ganó la confianza del electorado estadounidense, y el histórico martes 8 de noviembre de 2016, fue elegido presidente de los Estados Unidos.

Muchos se preguntarán: ¿Por qué los grandes medios de comunicación del mundo occidental y las grandes corporaciones, no querían que este magnate de la construcción ganara la primera magistratura de la potencia del Norte? La respuesta es sencilla: Trump representa otra amenaza muy seria para los planes expansionistas del gobierno invisible, liderado por los propios Estados Unidos, la Unión Europea, Israel, el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, la Organización Mundial del Comercio, en lo que se conoce como la globalización mundial.

Desde la llegada del presidente venezolano Hugo Chávez Frías al poder en 1999, el nuevo orden sufrió la primera estocada. A la Venezuela socialista, se sumó posteriormente Néstor Kirchner en la Argentina, Evo Morales en Bolivia, Rafael Correa en el Ecuador, Luis Ignacio Lula en Brasil, Tabaré Vázquez y Pepe Mujica en Uruguay, Fernando Lugo en el Paraguay, Daniel Ortega en Nicaragua, y Manuel Zelaya en Honduras. Todos estos mandatarios constituyeron una amenaza al nuevo orden y detuvieron el avance expansionista del modelo económico neo-liberal en esta parte del hemisferio occidental.

El movimiento podemos en España, también constituye una nueva alternativa para frenar el modelo ultra-capitalista dominante. El frente nacional de Marine Le Pen en Francia, es otra barrera que muy pronto logrará hacerse con el poder en el país galo. Y la salida del Reino Unido de la Unión Europea, también es un duro golpe al nuevo orden, manipulado por el gobierno invisible que pretende dominar política y económicamente al mundo.

Tanto la extrema izquierda como la extrema derecha, son enemigas incondicionales de ese nuevo orden, y Trump representa esa ala derechista que se opondrá a los tratados de libre comercio, a las guerras invasoras, y al sucio negocio de la guerra que destruye al mundo derramando la sangre de inocentes, o gentiles como lo llaman los promotores de ese extraño y maléfico nuevo orden. Derramar sangre es para ellos un rito del demiurgo (demonio), una ceremonia satánica, una venganza contra quienes no hacen parte de esas logias secretas que dominan el mundo.

Donald Trump, sí constituirá una nueva amenaza para esa logia dominante, y al ostentar el poder de una de las grandes potencias del mundo, causará un enorme desequilibrio sobre el castillo del nuevo orden que comienza a crujir, amenazando con resquebrajarse.  No obstante, el poderoso gobierno invisible no se rendirá y recurrirá a cualquier plan maléfico para detener su estrepitosa caída.


El nuevo presidente de los Estados Unidos, tendrá que tomar medidas de seguridad extremas para evitar que ese poderoso enemigo, atente contra su vida, para así tratar de detener su lenta agonía.       

11/02/2016

Donald Trump a las puertas de la Casa Blanca


Santiago Villarreal Cuéllar

El multimillonario empresario de la construcción Donald Trump, por el que hasta hace un año nadie daba como ganador en las elecciones primarias para ser ungido como candidato del partido republicano, está ahora a las puertas de ser elegido como presidente de los Estados Unidos. 

Calificado como payaso, pintoresco y hasta loco por algunos intelectuales, periodistas y analistas políticos, Trump supo ganar la simpatía de un electorado estadounidense cansado de sus políticos tradicionales, prometedores de ilusiones que nunca han cumplido a su pueblo. 

El controvertido líder conservador moderado, propone revisar los postulados del capitalismo salvaje que para los defensores del establecimiento constituye una herejía, como también promete revisar los tratados de libre comercio suscritos con varios países del mundo, pero en especial con naciones latinoamericanas pues según su análisis estos han resultado lesivos para la clase trabajadora de los Estados Unidos. 

De igual forma, el candidato republicano ha dicho que revisará la política internacional de los Estados Unidos, y que replanteará la misma, prometiendo menos injerencia militar en contra de otras naciones, canalizando esos recursos y esfuerzos en mejorar la economía de su país, la misma que tiene uno de los déficit fiscales más grande del mundo.   

También ha prometido construir un muro divisorio en la frontera con México, el cual deberá pagar su costo el país latino, según argumenta Trump. Todas estas promesas que para muchos parecen descabelladas, caen muy bien en un electorado que se siente cautivado por este descendiente de alemanes que aparece como la figura "dura," autoritaria y paternal que el pueblo estadounidense no ha vuelto a tener desde los años ochenta cuando Ronald Reagan llegó al poder con la promesa de instalar misiles en el espacio, conocido en su época como la guerra de las galaxias. Claro está que la promesa de Reagan nunca se cumplió y el mundo no se vio avocado a una guerra demencial de esa magnitud. 

Lo que hasta hace unas semanas parecía imposible pues la señora Hillary Clinton aventajaba a Trump por más de diez puntos porcentuales en las encuestas, ha comenzado a cerrar la brecha, y ahora el republicano empieza a distanciarse a su favor frente a la esposa del ex presidente Bill Clinton. 

Si todo continúa así, Donald Trump recuperará el poder que perdieron los republicanos hace 16 años, pero llegará con la amenaza de romper el llamado orden mundial que tanto defienden los sectores neo-liberales del mundo. Parece una paradoja que un conservador sea hoy el enemigo número uno del sistema capitalista tradicional. Esto no significa que sea un socialista, pero tampoco es partidario del modelo económico impuesto en el mundo desde principios de la década de los ochenta del siglo pasado en la mayoría de naciones del mundo.  

10/24/2016

Hillary Clinton será peor que Donald Trump


Santiago Villarreal Cuéllar

Las recientes encuestas para las elecciones del próximo 8 de noviembre en los Estados Unidos, muestran un amplio margen de favorabilidad a la señora Hillary Clinton, candidata del partido demócrata. Es inocultable el sesgo de la gran prensa estadunidense, lo mismo que de las grandes corporaciones y de todo el establecimiento para favorecer a como dé lugar a la señora Clinton.

Las propuestas descabelladas, algunas de ellas, del señor Donald Trump, sumado a escándalos sexuales, truncan anticipadamente sus aspiraciones hasta llegar a que amplios sectores de dirigentes republicanos tomaran la decisión de marginarse de su candidatura.

Muchos latinos y gente nativa de los Estados Unidos, teme una victoria de Trump. ¿Pero qué tan favorable para su país y el mundo resultará la posible presidencia de Hillary Clinton? Para América Latina sería nefasta su administración y en especial para las naciones que han optado por no someterse al yugo impuesto por los gobiernos norteamericanos, Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional y en general al nuevo orden de la gobalización mundial. Recordemos que siendo Secretaria de Estado, patrocinó el golpe de estado propinado el 28 de junio de 2009 en Honduras, contra el presidente constitucional Manuel Zelaya, imponiendo un gobierno títere y favoreciendo en las siguientes elecciones a un pastor evangélico que propició la llegada de multinacionles extranjeras para que continuaran construyendo hidroeléctricas. Desde entonces, ese país centroamericano viene siendo azotado por grupos para-militares, quienes asesinan toda persona que lidere procesos contrarios a sus intereses. La ciudad de Tegucigalpa ocupa hoy el primer lugar del mundo con el mayor índice de asesinatos.

La señora Clinton ha manifestado durante su campaña el apoyo irrestricto a la política militar de Israel, indicando con ello que la guerra desigual contra el martirizado pueblo palestino continuará sin cuartel, recrudeciendo la guerra en el medio oriente. Su política de favorecer a Arabia Saudita, intensificará la guerra religiosa entre sectores extremistas islámicos, poniendo en peligro la paz mundial y contribuyendo a fragmentar la martirizada Siria. Esta política necesariamente pondrá a Rusia en estado de alerta, lo que sin exageración podría desatar una tercera guerra mundial.

Donald Trump por su parte, no parece interesado en librar guerras externas y su programa está centrado en invertir grandes recursos en reconstruir la infraestructura de su país para generar más empleo y estabilizar la economía. Paradójicamente propone revisar los tratados de libre comercio, negociados y aprobados por sus antecesores con países latinoamericanos y de otras regiones pues los considera lesivos para la economía de su país.


Pero será finalmente el pueblo estadounidense quien en su sabiduría y conveniencia elegirán el próximo mandatario de la nación americana.        

8/06/2016

Subestimando a los locos


Santiago Villarreal Cuéllar

“Jamás será el candidato presidencial de los republicanos, no tiene ninguna posibilidad.” Dijo el Premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa, en entrevista concedida al reconocido periodista y columnista del New Herald, Andrés Oppenheimer, el 19 de agosto de 2015, refiriéndose al recién nominado candidato republicano de los Estados Unidos, Donald Trump. Además, en medio de risas el novelista agregó: “es divertido, es pintoresco, las payasadas, las idioteces, toda esa demagogia barata, las estupideces que dice el señor Trump. Es un fenómeno totalmente pasajero, lastimoso y que no dejará mayor huella en estas elecciones en Estados Unidos.” En esa fecha comenzaban las campañas electorales primarias para nominar candidatos de los partidos tradicionales en ese país con miras a las elecciones presidenciales de noviembre de 2016. Qué lejos de la realidad estaba el brillante escritor peruano sobre el pensamiento y la decisión del pueblo norteamericano, en una coyuntura histórica donde se ha perdido la confianza en sus políticos tradicionales, defensores acérrimos del establecimiento, del capital como motor de esa sociedad y apegados en la defensa del llamado Nuevo Orden Mundial, que no es otra cosa que la globalización. Los dos partidos, republicanos y demócratas, tuvieron una prueba de la polarización de la opinión. En las toldas demócratas el precandidato Bernie Sanders, ocupó el segundo lugar después de su contrincante y candidata oficial Hillary Clinton. Este representaba un ala izquierdista dentro del partido, cuyo programa estaba basado en una clara oposición a las políticas defensoras a ultranza del capital salvaje y del modelo económico neo-liberal. Donald Trump, representa una derecha extrema, demagógica, contraria a los tratados del libre comercio, y opuesta al mismo modelo económico mencionado. Algo novedoso para el pueblo estadounidense, pero muy de moda en Europa donde esta derecha está creciendo ante la amenaza terrorista adjudicada a sectores extremistas religiosos.

Subestimar a los locos en política ha sido uno de los más caros errores de la historia. Los políticos tradicionales alemanes se burlaban de Hitler en la década de los años veinte del siglo pasado, y nunca creyeron que llegaría al poder. El mismo presidente de la Alemania de esa época Paul Von Hindenbug, manifestó burlón en 1929: “jamás entregaré el poder a ese cabo segundo de Austria.” La arrolladora mayoría electoral obligó al viejo jefe de estado a tragarse sus palabras en 1933. El resto de la historia es suficientemente conocida. En 1996, los políticos ecuatorianos subestimaron al loco Abdalá Bucarán, pero el pueblo lo eligió presidente. No tiene nada de raro que el pueblo norteamericano opte en noviembre por elegir a Donald Trump. Tiene muchas posibilidades.        


7/15/2016

Sueldo básico universal


Santiago Villarreal Cuéllar

El país de la Utopía de Tomás Moro; una sociedad de sueños y quimeras. Dejadnos soñar, que muchos sueños se plasman en la realidad. Son algunas máximas de distintos pensadores que a lo largo de la historia sueñan con un mundo más humano, más cercano al cielo abstracto, ese cielo de los cristianos y musulmanes, que para algunos estadistas como Hugo Chávez y José ‘Pepe’ Mujica, debe ser trasladado a la tierra. Educación, salud y seguridad social universal gratuita, fue la premisa de las democracias occidentales desde principios del siglo XX. La mayoría de naciones europeas logró estos beneficios sociales, y algunos países latinoamericanos instauraron estos derechos fundamentales. No es un regalo, sino unos derechos humanos que todo estado debe procurar para sus miembros. Desafortunadamente en Colombia estos derechos continúan siendo utopía. Nuestra educación no es gratuita hasta la secundaria y mucho menos la universidad. Nuestro sistema de salud es el más mediocre del mundo, y la seguridad social es una entelequia entregada a una minoría de personas que no llega a los treinta dólares mensuales. Nadie puede vivir con esa miseria.

Pues bien, ese mundo de utopías ahora propone instaurar un sueldo básico universal, es decir que toda persona reciba desde su nacimiento hasta su muerte un salario básico que garantice su supervivencia sin importar si cuando sea adulto consiga un empleo. La idea está siendo debatida y estudiada por Olli Kangas, actual director del Instituto Finlandés de Seguridad Social. En Francia es defendida por Baptiste Mylondo, quien la asocia a reducir drásticamente las desigualdades sociales en el mundo. También Nicole Teke y Yin Yué, miembros del Movimiento Francés para la Renta Básica, fundado en 2013, promueven la idea sin importar los calificativos que reciben de otros pensadores neo-liberales que son reacios a la propuesta. Pero lo más importante es que en Europa, tanto derechistas como izquierdistas, están de acuerdo con esta renta básica universal, diferente a los políticos latinoamericanos donde la izquierda pregona algunos derechos avanzados y la derecha los rechaza. Para los europeos de todas las tendencias ideológicas, estos temas constituyen hablar y debatir sobre lo fundamental, es decir de la máxima dignificación del ser humano.


La idea apenas está en embrión, pero seguramente no tardará mucho en constituirse en derecho en Europa. Pensadores como el belga Philippe Van Parijs, Koenig y De Basquiat, quienes elaboraron un proyecto para la Unión Europea, creen que esta sería una forma de compensar a muchas personas que perderán sus empleos en el mundo debido al avance de la tecnología, que cada día son reemplazados por robots y otras máquinas.          

6/24/2016

El Reino Unido se irá de la Unión Européa


Santiago Villarreal Cuéllar

En una histórica votación, los británicos se despiden de  la Unión Europea. El jueves 23 de junio de 2016, el referendo realizado en la poderosa nación del norte de Europa para consultar a sus ciudadanos si deseaban quedarse en la unión o retirarse, los primeros resultados indican que la mayoría, aunque bastante estrecha, optó por dejar la unión a la que ayudaron a construir. 

¿Se desmorona la Unión Europea? ¿Otros países seguirán este ejemplo? Nada se puede predecir, pero la salida del poderos imperio británico indica la crisis por la que ha comenzado a padecer este modelo de unidad que muchas regiones del mundo envidiaron el algún momento.  

La salida del Reino Unido también constituye el primer golpe a la globalización que con bombos y platillos se pregona por todas partes.  

6/03/2016

La oposición venezolana no está cohesionada


Santiago Villarreal Cuéllar

La llamada mesa de unidad democrática de Venezuela tiene de todo menos de unidad; es una verdadera colcha de retazos ideológicos y contradicciones. Si bien se pusieron de acuerdo el año pasado para inscribir listas unificadas para la asamblea nacional, después de lograr la mayoría de escaños en esa corporación se han crecido como la espuma. Los egos personales han saltado por las cumbres y hoy nadie obedece a nadie.

Existen unas claras tendencias políticas llenas de ambiciones personales pero sin ningún rumbo o propuesta de gobierno que genere credibilidad en la población venezolana que no confía en los viejos partidarios de la cuarta república.

Ahora existen varios aspirantes a la presidencia de la república, que de haber elecciones se convertirían en verdaderos caníbales y se destruirían unos con otros. Enrique Capriles tiene sus propias aspiraciones, pero no comulga con María Corina Machado que lidera un ala radical dentro del escenario político opositor. Esta última es partidaria, según informes de sus propios correligionarios, de formar grupos armados, o milicias armadas (para-militares) para hacer una oposición más fuerte según sus seguidores. Incluso dicen sus más cercanos asesores que María Corina posee fotografías tomadas en Colombia, donde supuestamente ella aparece vestida con uniforme de camuflado y portando un fusil, junto con presuntos para-militares colombianos que brindan entrenamiento a ciertos sectores venezolanos. Por su parte, Henry Ramos Allup, actual presidente de la asamblea nacional y viejo dirigente de acción democrática, también aspira a ser presidente del país y no concuerda, ni con Enrique Capriles, ni con María Corina Machado, ni mucho menos con Lilian Tintori, esposa de Leopoldo López y a quien también se le subieron las ínfulas y aspira a la presidencia de la república.

En este orden de cosas, la oposición de Venezuela se ha convertido en una olla hirviendo donde cada uno hecha de todo a la misma, pero cuando esté listo el hervido, todos se pelearán para sacar su parte de lo que arrojaron a la misma, y mucho más.


Si la pelea es por el poder, sin tenerlo todavía, esa mesa de unidad no sabe qué es realmente lo que harán con el país en la quimérica posibilidad de llegar a gobernar. No poseen un programa concreto para sacar de la crisis a la nación; no tienen un discurso ideológico-doctrinario convincente que oriente de verdad al venezolano desprevenido y no cuentan con las calidades intelectuales, ni éticas que inspiren confianza en un electorado que votó por ellos en diciembre del año pasado, más como una advertencia al régimen de Nicolás Maduro, que por un verdadero deseo de cambio, porque esa oposición no ofrece una verdadera opción de cambio al país. Solo desean el poder y nada más que eso. Pero nadie sabe a ciencia cierta, qué harán con ese poder de llegar atenerlo.      

5/12/2016

Duro golpe a la izquierda del mundo


Santiago Villarreal Cuéllar

La década del dos mil fue la alborada de la izquierda latinoamericana. La llegada del coronel Hugo Chávez Frías al poder en Venezuela por amplias mayorías democráticas, trajo consigo una bonanza de gobiernos progresistas y de avanzada, de izquierda democrática.

Pronto países como Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Honduras, Argentina, Uruguay, Paraguay, Brasil, y finalmente El Salvador, eligieron gobiernos sintonizados con las ideologías de avanzada, sembrando una semilla que ha empezado a dar frutos con el progreso de amplios sectores sociales, antaño marginados y olvidados por los gobiernos de la derecha, influidos por el modelo económico neo-liberal. 

Pero pronto el enemigo de la izquierda, el poderoso capital, manipulador, y usurero, comenzó a actuar y destronar sus adversarios. Cayó Manuel Zelaya en Honduras, víctima de un vergonzoso golpe militar disfrazado de "legalidad." Debido al escándalo internacional, los siguientes golpes fueron más ceñidos al legalismo constitucional imperante en la región. Así destronaron a Fernando Lugo en Paraguay. 

Claro que esa derecha recalcitrante no ha dejado de asestar duros golpes mediáticos y hasta criminales contra varios de estos gobiernos progresistas, que por fortuna han fracasado.

El año pasado fue Argentina que sucumbió a las promesas de la derecha y eligió a Mauricio Macri. Hoy se arrepienten, pero ya es demasiado tarde; tendrán que aguantar su propia improvisación. 

En la fecha 12 de mayo de 2016, la presidenta del Brasil, Dilma Rousseff, es suspendida de sus funciones constitucionales mediante maniobras legales de un congreso al servicio de los grandes capitales criollos y extranjeros. Comienza un descenso muy duro para el partido de Luis Ignacio Lula Da, Silva, pero ante todo para el pueblo pobre brasileño, beneficiado en estos diez años de mandato del partido de los trabajadores.   

También comienza el retroceso de los gobiernos de la izquierda latinoamericana, cuya lenta caída tendrá repercusiones mundiales. Puede afectar a otras corrientes progresistas del mundo como al movimiento Podemos de España, que se apresta a vivir nuevas elecciones en ese país europeo. 

Mientras la izquierda democrática agoniza lentamente, la derecha extrema se fortalece, como sucede en los Estados Unidos con el señor Donald Trump, quien contra todos los pronósticos de los  seudo-demócratas del mundo, ganó la denominación del partido republicano para ser su candidato en las elecciones de noviembre. Y no subestimen a este personaje porque puede ser el próximo presidente de ese prospero y majestuoso país del norte.     

4/30/2016

Minería, corrupción, asesintao y destrucción


Santiago Villarreal Cuéllar

Desde principios de la década de los 90, el mundo subdesarrollado vive la nueva era colonial. Grandes multinacionales europeas, norteamericanas, australianas y chinas, incursionan buscando gas, oro, petróleo, coltán, y demás minerales indispensables para sus crecientes industrias; también construyen gigantescas hidroeléctricas represando nuestros ríos. América Latina no es ajena a esta peste explotadora. El auge de la minería no tiene límites a la hora de incursionar en nuestras naciones; se concesionan territorios a como dé lugar; corrompiendo gobiernos, destruyendo zonas forestales, matando su fauna, acabando con su flora y recurriendo al asesinato de los líderes que se oponen a su atrevida intervención. En marzo pasado fue asesinada en Honduras la ambientalista y defensora de las comunidades ancestrales Berta Cáceres, por liderar la oposición a la construcción de una represa en su país por parte de una compañía china.

La minería trae consigo corrupción y no se detiene sobornando gobiernos de derecha y de izquierda. El escándalo que vive Brasil, donde su presidenta Dílma Ruosseff  está a punto de caer, se debe a presuntos sobornos en la empresa petrolera estatal Petrobras; también su antecesor Luis Ignacio Lula está presuntamente involucrado en estos escándalos. Durante el gobierno del presidente Chávez, en Venezuela se construyeron 9 hidroeléctricas; 3 fueron concesionadas a compañías chinas; hace un mes el presidente Nicolás Maduro, entregó una concesión petrolera a una corporación canadiense por cinco mil millones de dólares. No estoy diciendo que estos gobiernos hayan recibido sobornos, pero causa intriga que justamente quienes han levantado su voz contra los imperios y multinacionales, entreguen sus recursos naturales a las mismas. En Ecuador durante el gobierno de Rafael Correa, se han  construido 9 hidroeléctricas, todas concesionadas a corporaciones extranjeras; a principios de  este año se concesionaron 3 minas de oro a compañías australianas. Todo ello en deterioro del medio ambiente que tanto defiende en sus discursos el mandatario ecuatoriano. En Bolivia, el gobierno de Evo Morales se ha visto envuelto en escándalos relacionados con presuntos sobornos a su ex compañera sentimental por parte de una compañía china. Hago un recuento sobre los gobiernos llamados de izquierda porque los de derecha hace muchos años están acostumbrados a recibir sobornos para entregar la soberanía de sus naciones a los emporios extranjeros.

Finalmente, la minería trae consigo la destrucción de la cadena de la biodiversidad, ocasionando la ruina de nuestro medio ambiente. Los costos de estos daños son cuantiosos y su recuperación en algunos casos son irreparables. Durante siglos nuestros pueblos padeceremos la iniquidad de unas multinacionales voraces y unos gobiernos inescrupulosos a la hora de entregar los recursos mineros.