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12/15/2016

La arrogancia del alcalde de Pitalito


Santiago Villarreal Cuéllar

“Se volvió altanero este alcalde, y tan mansito que parecía, pero claro, eso era cuando estaba en campaña.” Me dijo misiá Merejílda Guaca, que no se pierde ni la corrida de un catre y estuvo el domingo 11 de diciembre de 2016 en el Barrio Asoprovica de Pitalito, en una reunión política del movimiento “giraldista,” nombre del grupo político en honor al extinto alcalde Carlos Arturo Giraldo, donde según ella, estuvo el burgomaestre laboyano. ¿Cuál alcalde? Pregunté. “Pues quién va a ser, Miguel Rico, el de Pitalito.” Contestó Merejílda. Pero a mí no me parece que sea arrogante, le dije. Que la mayoría de las veces no mira de frente, pero eso es herencia de la timidez, agregué. ¿Pero luego qué sucedió? “¡Imagínese lo que dijo!” Prosiguió Merejílda. “Se echó un discurso de esos promeseros que acostumbraba en campaña, pero añadió algo que me dejó muy pensativa. Sobre todo por aquellos que critican su gestión, como usted por ejemplo.”

¿Pero  qué dijo en concreto? Interrogué a la vieja que ya comenzaba a echar cachaza de su boca. “Pues fue subiendo de tono su discurso, se fue poniendo coloráo como el pescuezo de un pisco, y dijo nada más ni nada menos, que las personas que a él lo critiquen, los va a mandar a callar.” ¿Cómo así? Le dije. “Sí, así como lo oye.”

Oiga doña Merejílda, no se ponga a levantar calumnias contra el alcalde. ¿No será que usted escuchó mal? Le dije. “No don Santi, nada de eso, así de clarito lo dijo, y como no solo yo fui la que oí, eran como ciento cincuenta personas, pregunte y verá.” Me reafirmó la vieja. “Vuelvo y repito lo que dijo: el que hable mal del alcalde, lo mando a callar. Y luego pensó por unos segundos y dijo: primero lo ‘zarandeo’ y luego sí, los mando a callar.” Reiteró nuevamente Merejílda Guaca. “¿Oiga don Santi, y qué será eso de ‘zarandeo'? Debe ser del verbo zarandear, doña Merejílda, lo que sucede es que el señor alcalde algunas veces utiliza términos coloquiales. Pero si es verdad lo que usted dice, me parece sumamente grave. Cabe preguntarnos: ¿Cómo nos mandará a callar?


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