Santiago Villareal Cuéllar
Para la alambrada de la inteligencia humana, lo redondo es más importante que lo cuadrado debido al sistema circular que ocupa todo lo existente en los universos, tanto materiales como paralelos. Estrellas circulares, planetas redondos; nuestra tierra redonda y la mayoría de seres vivientes posemos figuras redondeadas. Por esa razón quizá se debe a que el fuego de la pelota es de los más antiguos del planeta y conocido en todas las civilizaciones. Pero fue durante la edad media cuando los británicos comenzaron a codificar el juego de pelota conocido hoy como el fútbol. Nunca llegaron a imaginarse de quinientos años después este juego, que hace parte de nuestra cultura, se convirtiera en otra grande y poderosa religión. Y como toda gran religión, cuenta con millones de simpatizantes, millones de seguidores, millones de donadores, millones de difusores, cientos de miles de dirigentes y líderes, y cientos de miles de fanáticos (enfermos compulsivos) que promueven la violencia. Igual de las grandes religiones, tiene
banderas y estandartes, himnos, cantos, alabanzas y arengas en todas las
lenguas. Mueve millones de dólares así como lo hacen las grandes religiones.
Similar a las grandes religiones, vende camisetas, zapatos, medallas, velas,
pocillos, libros y toda clase de artículos promoviendo las imágenes de sus
diferentes equipos. Y como lo hacen las grandes religiones, todos los domingos
y festivos se dan cita en sus majestuosos templos (estadios) para oír y ver la
predicación (el juego de los partidos). Y como sucede con las grandes
religiones, mantiene ocupada la mente de millones de seres que solo piensan,
sueñan y viven del fútbol, su ídolo, su razón de ser, su dios. Pero como las
grandes religiones, también el fútbol tiene sus escándalos.
La podredumbre venía de
tiempo atrás; afirma la fiscalía de los Estados Unidos, que las investigaciones
se iniciaron hace veinte años. La justicia tarda pero llega. Cayó una parte de
los sumos sacerdotes (dirigentes). Parecido a lo ocurrido con las grandes
religiones, el escándalo sacudió los mandos medios, pero el papa (presidente de
la Fifa) quedó inocente, regio, todopoderoso, intocable, inamovible. Para que
no quedara manto de duda sobre su púrpura conciencia, la sagrada casta lo
reeligió por otros cinco años para demostrar su poderío. El poder del dinero,
dios que todo lo puede y ayuda a tapar lunares en todos los rincones del
planeta, coloca un manto de impunidad sobre quienes lo manejan a su antojo. Y
como sucede con la grandes religiones, este escándalo no causará el más mínimo
asombro en la mente de sus seguidores, ni mucho menos amenazará su destrucción.
La fe de los creyentes es más poderosa que los terremotos de la razón.
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