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5/20/2015

No volverán a fumigar




Santiago Villarreal Cuéllar

 El ruido ensordecedor del canto de los pájaros se interrumpe al escucharse a lo lejos el zumbido de una legión de helicópteros; manadas de monos chillan temerosos, mientras cientos de guacamayas y papagayos levantan vuelo, huyendo de la invasión aérea. A los pocos minutos, una avioneta sobrevuela la zona selvática, vomitando una blanca nube que se convierte en mortífero rocío sobre las copas de los árboles y cultivos de plátano, yuca, maíz, frijol y coca. Una hora después, decenas de pájaros, caen sobre la hojarasca; continúan temblorosos por unos minutos y finalmente, al cabo de media hora, mueren. También perecen insectos, pequeños reptiles, roedores y pequeñas orugas (gusanos) de diferentes colores. A los dos días, plantaciones de pan-coger, lo mismo que las matas de coca y extensas zonas boscosas comienzan a marchitarse por los efectos del herbicida llamado Glifosato. En regiones donde viven familias pobres descuajando selva para sembrar cualquier cultivo y poder sobrevivir, perros, gallinas y niños enferman varios días. Nadie puede negar, que este herbicida es altamente contaminante; tan peligroso que Colombia es el único país del mundo que ha permitido fumigar grandes extensiones boscosas con esta substancia, bajo el argumento de contrarrestar los cultivos ilícitos. Verdad es que la poderosa compañía Monsanto tiene el monopolio de las fumigaciones en nuestra nación, debido al número de congresistas norteamericanos que presionan para aprobar partidas para Colombia, en aras de perseguir los cultivos prohibidos. En nuestra nación también una legión de congresistas sirven dócilmente a esta compañía para que mantenga el contrato de contaminar, perdón, fumigar; seguramente estos legisladores reciben prebendas de esta multinacional, porque nadie trabaja gratis, y mucho menos estos padres de la patria que viven muy ocupados.


Pero la pesadilla terminó; no volverán a fumigar nuestros bosques y la selva amazónica, pulmón del mundo. Después de mucho patalear y gracias al Ministerio de Salud, tomando como referencia las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, el gobierno decidió terminar con las fumigaciones con Glifosato para combatir los cultivos ilícitos. Los sacrosantos combatientes del narcotráfico (de labios para afuera), pusieron el grito en el cielo, manifestando que los cultivos de coca se multiplicarán; es cierto. El Procurador dijo que fue un pacto entre el gobierno de Santos y las farc para complacer esta última; quizá tenga razón. Pero es preferible que sigan sembrando coca, o que sea un acuerdo entre gobierno y guerrillas, a continuar destruyendo nuestra flora, fauna y seres humanos, con una substancia dañina como el Glifosato. El mundo debe prepararse para legalizar el cultivo de plantas productoras de substancias alucinógenas, y su consumo.              

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