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5/13/2015

En peligro el proceso de paz



Santiago Villarreal Cuéllar

“Existen enemigos agazapados de la paz,” dijo el presidente Belisario Betancur en el año 1984, cuando varios sectores reaccionarios, de la empresa privada, pero ante todo de la cúpula militar comenzaron a colocar palos en la rueda del proceso de paz iniciado con los alzados en armas. Pronto el M-19 se retiró de las conversaciones, después lo hicieron las farc, y los demás grupos al margen de la ley. Cuando el M-19 secuestró al líder conservador Álvaro Gómez Hurtado, el gobierno de Virgilio Barco conminó a ese grupo a dejar en libertad al secuestrado, a cambio de iniciar negociaciones de paz. El grupo guerrillero soltó a Gómez y los diálogos comenzaron, terminando con éxito a finales de 1990, durante el gobierno de Cesar Gaviria. Andrés Pastrana inició diálogos con las farc en diciembre de 1998, a los pocos meses de iniciado su mandato. Diálogos que no tuvieron una hoja de ruta definida y más bien parecía como si el gobierno de Pastrana, agradecido con la farc por su ayuda electoral, cediera 48.000 kilómetros cuadrados para que disfrutaran de ese territorio y se pagaran el favor.


El presidente Santos inició los diálogos con las farc utilizando un modelo que ha tenido éxito en varios países del mundo. Verdad es que el pueblo no tenía mucho entusiasmo pues veníamos de un gobierno que arremetió fuerte contra las guerrillas, creando una cultura de odio frente a todo aquel que hablara de diálogo. Hasta ahora esas negociaciones, iniciadas en medio de la guerra, continúan su marcha, pero en las últimas semanas ha comenzado un proceso de enfriamiento debido a circunstancias bien conocidas y otras no tan conocidas. Es condenable el asesinato a mansalva de 12 militares en el Cauca, y mucho más despreciable la horrible exhibición de las piernas destrozadas del cabo Avila, en una cerca de alambre en el pueblo de Convención, atentado perpetrado al parecer por el eln. Pero despierta sospechas el despliegue mediático de los grandes medios de comunicación, en especial los dos canales privados de televisión que convirtieron estos macabros hechos en una verdadera película de terror. ¿Qué buscan estos grandes pulpos de la comunicación? ¿Acaso están interesados en torpedear el proceso de paz? ¿Qué réditos obtendrían con la terminación del proceso? ¿Será que al parar esta guerra demencial bajará la sintonía de sus noticieros sensacionalistas, alimentados por hechos violentos? ¿O será que los enemigos agazapados de la paz están atizando estos medios para torpedear el proceso? Todo puede ser posible en un país donde para algunos pocos sectores es más rentable la guerra que la paz.       

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