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2/06/2015

Cortaron los sueños de 4 angelitos


Santiago Villarreal Cuéllar

Soy muy sensible ante el asesinato de un ser humano; me produce dolor, me impresiona, me causa malestar psicológico. Por esa razón defiendo los derechos humanos en todas sus formas, pero me produce repudio cuando suprimen una vida humana mediante actos violentos.

Pero el cobarde, vil, despiadado y cruel asesinato de cuatro niños en la Vereda El Cóndor del municipio de Florencia Caquetá, el día miércoles 4 de febrero de 2015, en horas de la noche, me hizo llorar. No pude contenerme; no existe otra forma de expresar el dolor que siento ante semejante masacre. Niños inocentes; niños humildes; esperanza de un país. 

Cuatro angelitos de la familia Vanegas, de entre 4 y 17 años, dos niñas y dos niños, cuyos sueños fueron truncados por dos dementes, enfermos, psicópatas, dejando una familia llena de dolor, odio y rencor. Queda otro niño de doce años gravemente herido, que ojalá sobreviva a este horrible drama. 

Me llega el terrible recuerdo de las cobardes masacres perpetradas por parte de para-militares, quienes no diferenciaban niños para decapitar, degollar y matar con tiros de gracia. ¿Regresa el horror al país? Me resisto a creer semejante barbaridad.  

Los asesinos materiales y posibles determinadores deben ser capturados y castigados severamente, con la máxima pena que se tipifica en nuestro sistema penal.   

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