Santiago
Villarreal Cuéllar
En la página 162 del Libro de San Cipriano,
edición española de 1864, se lee lo siguiente: “Secreto para ser bruja.” Y
continúa diciendo el texto: “A las doce de la noche de un viernes 29 de
febrero, de un año bisiesto, que esté lluviosa y tormentosa, encenderás en la
cocina una hoguera con leñas de sándalo, caracolí y ciprés. En tres piedras
redondas, previamente traídas de una playa marina, colocarás una olla de cobre
rojizo y la llenarás con agua de mar. Cuando empiece a hervir, arrojarás en su
interior, tres mil semillas de mostaza, novecientas semillas de mejorana y
trescientas semillas de albahaca. Después, arrojarás un sapo vivo, el corazón
palpitante de una serpiente, el corazón palpitante de un macho cabrío, menstrúo
de una doncella que sea virgen, semen de un mancebo que no haya conocido hembra
y un gato negro, vivo. Empezarás a revolver el cocimiento con una espátula de
madera de cedro negro y cuando empiece a dar la consistencia de jarabe,
extraerás una pócima en una taza de barro cocido. Comenzarás a beber sorbo por
sorbo, tan caliente como lo puedas resistir. Mientras bebes la pócima, mirarás
tu cuerpo en un espejo del tamaño de tu estatura, cuyo marco sea de cobre.
Cuando tu imagen haya desaparecido del espejo, estrás lista para volar.
Entonces, tomarás una escoba elaborada de cabo de madera de roble y crines de
caballo negro que no haya cogido yegua. Montarás sobre la escoba y saldrás
volando por la ventana de la cocina. Durante el trayecto, te encontrarás con
otras compañeras, quienes te conducirán al aquelarre de las brujas.”
Hasta aquí el curioso secreto. Traje a
colación esta receta, teniendo en cuenta que este año 2012, es bisiesto. Solo
que el día 29 no será viernes, sino miércoles. Además, no sabemos si será
lluvioso y tormentoso. Me asiste la curiosidad que el “secreto” solo está
destinado para las mujeres. Los hombres no podemos ser brujos. ¿Será que alguna
se le mide?
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