Santiago Villarreal Cuéllar
El estrés
constituye la patología más peligrosa para la raza humana y se calcula que un
80% de la población mundial padece algún tipo de esta dolencia mental. Los
países desarrollados es donde la mayor parte de población padece, seguido de
los subdesarrollados. Hombres y mujeres son presa permanente de estrés y en la
actualidad hasta los niños recién nacidos padecen este mal. Ni siquiera los
animales se salvan de tener estrés. Perros, gatos, papagayos y toda clase de animales
domésticos, y mascotas presentan síntomas relacionados con esta patología. Pero
lo más grave es que las personas no se someten a tratamiento para controlar su
estado de estrés y en la mayoría de los casos ni siquiera saben o aceptan que
padecen la enfermedad.
Los síntomas varían
según el individuo. Algunos presentan afán excesivo, mientras otros padecen una
depresión (aburrimiento) momentánea. En algunos pacientes se presentan dolores
abdominales que suelen asociarse con enfermedades estomacales, pero cuando el
medico los examina no encuentra ninguna patología. Otros presentan dolores
constantes de cabeza, extremidades o de espalda. Los tratamientos varían según
el síntoma y el individuo que padece estrés. En la mayoría de los casos se
recomienda descanso, buen sueño, contemplar las flores, los lagos apacibles,
paseos campestres, pero la mayoría de casos se trata con masajes suaves en todo
el cuerpo utilizando aceites suaves para que el paciente se relaje, y perciba
una sensación de placer y descanso.
Curiosamente un
estudio realizado por el Centro de Estudios sobre el Estrés Humano del
Instituto Universitario de Salud Mental de Montreal Canadá, ha determinado que
los homosexuales, lesbianas y mujeres heterosexuales padecen menos estrés que
los hombres heterosexuales. “Al observar ciertos criterios de bienestar
psicológico, de cortisol y de muestras de sangre, hemos sido capaces de
determinar los perfiles biológicos de los participantes, concluyendo que la
salud mental y física difiere entre los homosexuales y bisexuales y las personas
heterosexuales”, explica el psiquiatra Robert-Paul Juster, líder del estudio.
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