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9/27/2016

Porqué votar por el sí


Santiago Villarreal Cuéllar

Mi amplia formación humanista me enseñó que los conflictos existentes se resuelven mediante la comunicación, el diálogo y la concertación. Los humanos somos la especie más evolucionada de los restantes animales y en la memoria de la inteligencia priman las neuronas de los cerebros del razonamiento, el discernimiento, la reflexión, tolerancia y perdón. Salvo algunas excepciones el cerebro reptil prima en algunos seres humanos. Son aquellos en quienes predomina la compulsión de agresividad, violencia, y la intolerancia. Las grandes civilizaciones humanas han sido construidas por comunidades pacíficas o en tiempos de paz. Las guerras han destruido lo que con esfuerzo, esmero y creatividad se creó. La mayoría de las guerras a lo largo de la historia han finalizado gracias al diálogo y la negociación. Siempre es preferible una concertación donde pueden existir errores, que una guerra perfecta donde se pierden miles de vidas. Las guerras benefician a quienes venden armas y se lucran con su renta. Los intermediarios de las guerras también sacan jugosas ganancias a costa de cientos de vidas destruidas.

Desde los diálogos iniciados durante el gobierno de Belisario Betancur en Colombia con las guerrillas, he sido su defensor. Siempre creí y calculé que en nuestro país la guerrilla nunca sería (ni será) derrotada militarmente como en otros países. Para hacer la guerra se necesita principalmente el recurso humano, pero este no se consigue sino hay dinero. Nuestra nación posee un combustible que alimenta todas las guerras: el narcotráfico y la minería ilegal. Con estos negocios ilícitos se consigue todo el dinero necesario para prolongar la guerra indefinidamente. Por eso apoyé los diálogos entre el gobierno y las farc, que parecen haber culminado exitosamente. Me parece que los colombianos no debemos ser mezquinos y despreciar una oportunidad como esta para reafirmar esos acuerdos en las urnas votando por el sí.

Tengo un profundo respeto por quienes votarán por el no, pero lamento que por detalles ambiguos tomen esa decisión. Lamento sí, que el gobierno presione a gobernadores, alcaldes, y estos últimos a sus subalternos para que voten por el sí, contrariando la decisión consciente y condicionando las inversiones del presupuesto estatal a una mayoría en cada región. No podemos pagar justos por pecadores porque en las democracias siempre habrá contradictores, y de eso se trata, de aceptar las diferencias, así estas sean contrarias a nuestras convicciones. También lamento que estas negociaciones no hayan traído profundas reformas estructurales al establecimiento.


Por mis principios humanistas, mi vocación pacifista, mi profundo compromiso con los Derechos Humanos, y mi deseo de ver un país libre de violencia, votaré SÍ.                          

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