Santiago Villarreal Cuéllar
“Bienaventurados
los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.” Mateo 5:9; “La
paz os dejo, mi paz os doy. No como el mundo la da, yo os la doy. Que no se
turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.” Juan 14:27; “Porque el reino de Dios no
es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo. El que así
sirve a Cristo, agrada a Dios y es aprobado por los hombres. Así que sigamos lo
que contribuye a la paz y a la mutua edificación.” Romanos 14:17-19; “Pero yo
os digo a vosotros los que oís, amad a vuestros enemigos, haced bien a los que
os aborrecen.” Lucas 6:27. Cito estos pasajes bíblicos cuya esencia es la verdadera
doctrina que predicó Jesucristo hace dos mil años y sobre la cual se edificó la
Iglesia Católica, y las demás escisiones protestantes llamadas cristianas. Las
transcribo textualmente porque me preocupa escuchar algunos sacerdotes
católicos y pastores protestantes, predicar a sus feligreses invitándolos a
votar por el NO, en el plebiscito del próximo dos de octubre.
Ellos están en todo
su derecho de votar a conciencia por la opción que deseen. Pero invitar a sus
correligionarios transgrediendo las enseñanzas de Cristo, me perece herejía. Es
comprensible que esos sacerdotes católicos, no les interese la paz. Ellos no
tienen hijos para entregar a la guerra. Viven cómodamente en sus parroquias y
nunca han sufrido los rigores del conflicto, salvo algunas excepciones. Pero
deben pensar en sus seguidores cuyas familias sí tienen hijos que pueden
perecer en esta guerra absurda. Quizá algunos añoren sus antecesores de los
años cincuenta del siglo pasado cuando predicaban que matar liberales no era
pecado y patrocinaron el “chulavismo.” No comprendo qué motiva a los
predicadores protestantes oponerse a la paz. Pero me consuela que los
colombianos ya no hacen mucho caso a las predicas de sus pastores, y ojalá en
esta oportunidad actúen a conciencia votando por el SÍ.
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