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1/26/2016

10 años de Evo Morales


Santiago Villarreal Cuéllar

Durante la primera visita que realice a Bolivia a mediados de 1989, conocí a Evo Morales. Lideraba el sindicato cocalero denominado Federación del Trópico con asiento en la región del Chapare. Lo vi durante un seminario sobre sindicalismo en la Universidad Mayor de San Andrés, en la Paz. Nunca pensé que este hombre, pequeño de estatura, de pocas palabras, con cierta timidez y de cortos estudios académicos, 15 años después liderara los destinos de unos de los países más convulsionados de Suramérica. En 1997 fue electo diputado por el recién creado Movimiento Al Socialismo, MAS. Su ascenso fue vertiginoso, debido a la inestabilidad de los diferentes gobiernos de derecha que caían como cocos cada año o a lo máximo dos. Al movimiento que él lideraba se adhirió el sociólogo Álvaro García Linera, discípulo del filósofo Enrique Dussel, el cerebro de la Filosofía de la Liberación y responsable de la cosecha de líderes de izquierda moderada de América-Latina. Desde su cargo como vice-rector interno de la Universidad Autónoma de México, Dussel ha influido decisivamente en los movimientos progresistas de latino-américa. García Linera a la vez, orientó a Evo Morales en su ideología socialista y hoy es su vice-presidente.


En mi tercera visita al hermoso país andino a principios del 2011, pude evidenciar los inmensos cambios logrados en apenas cinco años de gobierno. Confieso que fui pesimista cuando Evo ascendió al poder; le dije a algunos amigos que duraría tres años y el pueblo lo derrocaría como solían hacer con los gobiernos de derecha. Afortunadamente me equivoqué. Con Morales, Bolivia saltó de ser un país atrasado en todos sus niveles a convertirse en una nación moderna. Todos los estudiantes, desde la primaria hasta la universidad asisten gratis y tienen computadora portátil o tabla, donada por el estado. La salud es gratuita y de buena calidad; inició una campaña de alfabetización para todas las personas y hoy no existe un solo boliviano que no sepa leer y escribir; modernizó, pavimentó y construyó miles de kilómetros de carreteras. Bolivia posee las carreteras más peligrosas del continente, pero eso cambió; nacionalizó los hidrocarburos (tiene las reservas de gas natural más grandes del  mundo) y otras empresas estratégicas del estado. Pero lo más importante: siendo la etnia descendiente aymara la mayor población del país, ningún gobierno reconoció sus reales derechos y por primera vez en la historia, este gobierno entronizó su constitución para crear un estado multirracial. Evo no solo estabilizó la institucionalidad boliviana, sino que no chocó con otras ideologías y su espíritu pragmático borró del mapa cualquier vestigio de oposición seria.         

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