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1/22/2016

El avance de la delincuencia


Santiago Villarreal Cuéllar

Un delincuente arrebata un celular a un ciudadano; a una dama le hurtan su bolso en plena calle, y de día; peligrosos ladrones armados atracan a motociclistas para llevarse la moto. Es el pan de cada día en muchas ciudades y campos del país. Al Huila se lo tomó la delincuencia; ciudades como Neiva, Garzón, La Plata y Pitalito, solo para citar cuatro ejemplos, los ladrones están ganando la batalla. Algunos alcaldes y comandantes de Policía se molestan porque se difunde la verdad. Se puso de moda hablar de percepción de robo, pero aquí no se percibe, se vive a diario el atraco simple, con cuchillo y con armas de fuego. Los alcaldes convocan sendos consejos de seguridad. Horas y horas hablando, otros chateando y al finalizar la reunión, en las calles han robado a decenas de personas y las medidas tomadas no surten efecto. La delincuencia avanza y en todos los frentes, porque no solo se delinque robando un celular.

Aquellos alcaldes que invirtieron cuantiosas sumas de dinero en sus campañas, empiezan a pagar favores a sus financiadores, concediendo contratos y nombrando sus amigos en puestos estratégicos para que puedan pagarse la deuda; esa también es una modalidad de delincuencia, la de cuello blanco. El policía que captura al ladrón, lo esculca, roba el arma y el dinero producto del atraco, también es un delincuente. Esta es una sociedad que perdió todos sus valores éticos y humanos, convirtiéndose en una fiera hambrienta, especulando y robando el erario público. Pero grita a los cuatro vientos cuando la delincuencia común hurta, atraca y asesina. ¿Dónde está el ejemplo? No tiene autoridad ética ni moral para reclamar.


Nuestra policía y justicia se burocratizaron. El pobre ciudadano, víctima del atraco llega a la estación y allí le dicen: aquí no recibimos denuncia, vaya a la fiscalía; el funcionario de esta dice, debe ir a la sijin, allá lo mandan al C.T.I, y aquí dicen: no estamos de turno. 

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