Santiago Villarreal Cuéllar
Soy partidario de la paz mediante el diálogo
civilizado y negociado; soy optimista de las negociaciones de la Habana; he
apoyado y sigo respaldando estas conversaciones; soy un convencido que la paz
de nuestro país solo se logrará mediante acuerdos civilizados y no mediante la
represión estatal. Pero el acuerdo firmado el miércoles 23 de septiembre de
2015 en la capital cubana, y el apretón de manos del presidente Santos y el
comandante “Timochenko,” no me convence. Tengo dudas debido a la cercanía de
unas elecciones en las que la coalición de partidos del gobierno, juegan a
derrotar la extrema derecha representada por Uribe. No obstante no tener la
simpatía del electorado que sí logró Uribe en las elecciones presidenciales, la
derecha gobernante quiere dar una estocada final al ex presidente y sus
seguidores, para consolidar su hegemonía con miras a las presidenciales del
2018.
La prensa mediática, haciendo eco al
gobierno, desplegó todas sus baterías para hacer creer que es el fin de la
guerrilla y el comienzo de la paz. Mientras lanzan piropos a Santos, satanizan
a los alzados en armas y desde ya los presentan pagando penas en granjas agrícolas,
picando piedra o en el peor de los casos encarcelados en calabozos de máxima
seguridad. Los comandantes guerrilleros, más astutos y curtidos por la
experiencia, aprovechan su cuarto de hora para mostrar sus buenas intenciones,
mientras descansan plácidamente en las selvas colombianas. Verdad es que la
tregua unilateral de las farc ha traído paz temporal en todo el país, obligando
al Ejército a crear falsos positivos relacionados con presuntos actos
terroristas. Curiosamente encuentran algún timbo lleno de urea y pólvora negra,
un cordón detonante y lo presentan a los medios como un gran petardo para un supuesto
atentado. El acuerdo del miércoles es apenas el comienzo para llegar a otro
acuerdo sobre la creación de un tribunal de justicia transicional donde serán juzgados
todos los actores de esta guerra absurda, y no solo los guerrilleros de las
farc.
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