Santiago
Villarreal Cuéllar
El
“emperador” subestimó las denuncias de los humildes veedores; su soberbia, su
orgullo, su don de poder, cegó sus ojos y tapó sus oídos al ruido de las
denuncias; amigo de altos mandos militares, políticos, jerarcas de la Iglesia
Católica, gente de la alta sociedad, periodistas y dueños de medios de
comunicación, sintió un día que era inmune a la ley; y quizá pensó que su
descomunal suma de dinero acumulada durante años direccionando la institución,
taparía cualquier vestigio de investigación. Pero un día fue sorprendido por
agentes de la Fiscalía, y esposado fue llevado hasta los estrados judiciales,
no sin antes protestar y pedir respeto por su alta dignidad; tras él, otro
grupo de presuntos responsables del desfalco a la salud en el Huila, fueron
llevados, esposados, hasta los mismos estrados. Superada la sorpresa, el
“emperador” puso su fe en sus prestigiosos abogados quienes arguyeron toda
clase de triquiñuelas jurídicas para tratar de sacar libre a su cliente, o en
su defecto conceder el beneficio de casa por cárcel; pero los implacables
jueces dictaminaron reclusión en centro penitenciario. El lacayo director de la
cárcel se apresuró a bajarse de su cama y dejar al “emperador” que durmiera en
ella, mientras decoraban una celda especial para tan prestigioso huésped. Varios
presuntos implicados en semejante desfalco, entre ellos varios ex alcaldes de
diferentes municipios del Huila, han sido capturados, y faltan más, según
afirmaciones del jefe anti-corrupción de la Fiscalía General de la Nación.
Hasta
la fecha todas estas personas, incluyendo al “emperador,” solo han sido
sindicadas y apenas se inicia la investigación, por lo que solo se presume
algún vínculo por tan vergonzoso robo. Pero existe una dolorosa realidad:
existió una doble contratación en la prestación de los servicios de salud del
régimen subsidiado, con una de las más grandes E.P.S. del Huila, como es
Comfamiliar. Las pruebas aportadas por la Fiscalía sorprenden al más avezado
pícaro. Pero lo más doloroso de este triste episodio, es que robaron lo más
sagrado como son los recursos económicos destinados para prestar los servicios
de salud de las familias más pobres del departamento. Hasta la fecha la
justicia ha demostrado su prontitud y rectitud en este negocio y la ciudadanía
espera que continué así hasta el final del proceso, que seguramente será largo
y controvertido. Todos, algunos, o alguien será condenado por este descarado
desfalco, pero no todos podrán demostrar su inocencia, porque se atrevieron a
robar el dinero sagrado destinado a los pobres. Y cuando se roba a los pobres,
dicen los creyentes, los ladrones no
tienen perdón de Dios.
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