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7/18/2015

Los animales también se masturban


Santiago Villarreal Cuéllar

El cachorro simula copular sobre la pierna de su amo; también la cachorra masajea su vagina sobre la misma extremidad; caballos estimulan su pene golpeándolo sobre su abdomen, hasta llegar a eyacular; burros masturbándose sobre un barranco; toros trepando encima de algún objeto, simulan copular y eyaculan; aves de diferentes especies estimulan su sexualidad sobre objetos, u otras aves diferentes a ellas; ballenas machos han sido filmadas simulando copular entre ellos, en un acto claro de masturbación y homosexualismo.
El onanismo o masturbación, tan condenada a lo largo de la historia de la cultura occidental, atizada por las tres grandes corrientes religiosas monoteístas (judaísmo, cristianismo, e islamismo), en los seres humanos, generalmente en el género masculino pues se creía en aquella época que las mujeres no sentían placer sexual, y mucho menos que llegaran a masturbarse, se creyó que era una práctica exclusiva de los humanos. Pero la investigación científica realizada por biólogos en diferentes partes del mundo, descubrió hace muchos años, cómo muchos animales, específicamente aquellos que poseen mayor corteza cerebral, también auto-estimulan su sexualidad. Además, constituye una necesidad masturbar ciertos animales para lograr esperma y así fertilizar hembras para criar nuevos animales. Para producir millones de pollos en el mundo, es necesario estimular sexualmente los gallos para generar el esperma que fertilice los huevos; muchos caballos son entrenados para que salten sobre un objeto similar a una yegua para obtener semen y así poder fertilizar los óvulos de las yeguas; algo similar ocurre con los toros reproductores, y otro tanto se hace con los peces machos para obtener la semilla de los futuros alevinos.

Total que la masturbación en los animales, no solo constituye un instinto natural de estos para estimular su sexualidad, sino que resultó útil y necesaria para lograr producir en masa aquellos animales destinados para la alimentación de los humanos. Ojalá los llamados animalistas, no se les ocurra introducir dentro de las leyes protectoras de animales, normas que prohíban al hombre auto-estimular animales con fines industriales.        

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