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4/25/2015

El espíritu del pescador


Santiago Villarreal Cuéllar
A lo largo y ancho del majestuoso río Yuma (Magdalena), en calurosas noches sin luna, muchos pescadores artesanales; unos con atarrayas, otros con anzuelos, muchos con chinchorros, y los más avezados con sus curtidas manos, veían las aguas ponerse anaranjadas, como si alguien fuera delante de ellos pescando. Disgustados, avanzaban rápidamente para verificar si era algún intruso revolcando las aguas; pero conforme caminaban las aguas se hacían más turbias y empezaban a remolinearse. De pronto, comenzaban a escuchar ruido como si alguien pescara con atarraya; sí, podían oír claramente el sonido producido por la red al caer violentamente sobre los oscuros y profundos charcos; y escuchaban el ruido del agua destilando después de ser extraída del río. En medio de la oscuridad, ante el zumbido de los zancudos y el ruido emitido por búhos y demás aves nocturnas; con el tímido resplandor de cientos de centelleos de cocuyos, se ve la figura abstracta de un ser; un ser extraño, del más allá, del otro mundo; ¿del mundo de las tinieblas? ¿Del mundo espiritual? Quizá, pero el miedo se apoderaba de los mirantes, y sus pelos empezaban a crisparse, y su corazón a latir aceleradamente. Muchas veces, muchos lo vieron de cerca, casi rosando sus sudorosos cuerpos, pero al desmayarse y luego despertar con los primeros rayos del astro, a veces no recordaban la imagen horrorosa presentada ante sus ojos.

La leyenda comenzó con la llegada de la colonia española, pero los aborígenes lo habían visto mucho antes. Ellos no se horrorizaban ante su presencia, eran quizá amigos; para ellos era el espíritu protector del río; el que regulaba la pesca; el que indicaba el lugar del río donde había más peces; el que facilitaba la pesca. Los aborígenes pescaban sin atarraya, sin chinchorro, solo con sus manos, o a veces con estaca. Para estas etnias se trataba del espíritu del pescador; o de los espíritus pues eran varios, cientos, quizá miles; pero no solo del río Yuma; estaban en todos los ríos.   

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