Santiago Villarreal Cuéllar
El anuncio del presidente Juan Manuel Santos de cesar los bombardeos contra campamentos guerrilleros, no solo oxigena las negociaciones del proceso de paz entre el gobierno y las farc, sino que traerá paz a las regiones rurales del país.
Porque cuando los aviones de la Fuerza Aérea Colombina, bombardea zonas rurales donde presuntamente se ubican los campamentos de la guerrilla, quienes sufren las fatales consecuencias son los humildes campesinos, en su mayoría colonos, marginados por la sociedad, y obligados por las circunstancias a buscar las empinadas montañas, o las agrestes selvas húmedas para descuajar sus bosques y sembrar pequeños cultivos de plátano, yuca, frijol, maíz y otros alimentos para sobrevivir. Sus pequeñas parcelas son presa de las bombas, que destruyen sus cultivos, matan sus vacas, caballos, cerdos, gallinas, perros y gatos, y en muchas ocasiones destruye sus desvencijadas viviendas, elaboradas artesanalmente de materiales vegetales o bahareque; sus niños son presa del pánico y el miedo debido a los horrorosos sonidos producidos por las bombas al estallar cerca de sus lugares: niños que continuarán traumatizados hasta su muerte y para quienes nunca existe ayuda psicológica por parte de entes estatales, ni mucho menos de entidades privadas.
Bienvenido entonces este anuncio del presidente de la república, quien aseguró que este cese de bombardeos será solo por un mes, pero esperamos que sea definitivo para que por fin el campo colombiano, ese campo marginado, olvidado, respire paz y tranquilidad.
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