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2/22/2015

Lagunas encantadas


Santiago Villarreal Cuéllar

Desde las primeras manifestaciones humanas en distintos lugares de la tierra, el agua constituye fuente de misterio, atracción, culto y rito sagrado; ríos majestuosos avanzando lentos por hermosos valles tupidos de bosques; quebradas cristalinas cuyos lechos turbulentos producen maravillosos sonidos; cascadas que se desprenden a varios metros de altura originando en su caída blanca niebla; lagos inmensos cuyas olas acarician suavemente las arenas; lagunas melancólicas sirviendo de espejo para mostrar el cielo, o ver reflejadas las montañas sobre sus quietas aguas; embravecidos mares golpeando furiosos la roca de los acantilados, o bañando hermosas playas con sus aguas color turquesa, de azul esplendoroso, o de turbias aguas color marrón en algunas costas del Pacífico; todos estos lugares donde existe agua en diferentes formas, despertó en el hombre primitivo admiración, inspiró respeto y su mente imaginaria fue creando seres abstractos con formas caprichosas, unas buenas y otras negativas de acuerdo a las diferentes manifestaciones culturales.
Con el transcurrir del tiempo estas leyendas, otras en forma de mitos, fueron transmitiéndose oralmente de generación en generación, cuyo legado folclórico continúa alimentando la mente humana hasta nuestros días. Pero no en vano esa mente aborigen rindió tributo y realizó ceremonias a orillas de ríos, quebradas, lagunas y mares, creando una estela de misterio o encantamiento sobre estas fuentes hídricas. Las ciencias de la biología, geología y astronomía, demuestran hoy que la vida se originó en la tierra gracias a la presencia del agua. Quizá el ser primitivo sabía este misterio; o quizá en su intuición percibió dentro de la alambrada inteligente incrustada en su cerebro, la magia del agua como fuente suprema de la vida.
Las ondinas y nereidas son los espíritus de las aguas según las leyendas nórdicas; seres de inigualable belleza, asexuados, habitan lagos y lagunas originando encantamientos. Monstruos gigantes habitando lagos, depredando a quien se atreva sumergirse en sus aguas. Serpientes verdes con cresta roja y pestañas de plata, o la vaca marina, son habitantes de muchas lagunas a lo largo y ancho del mundo.    


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