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11/09/2014

Mexicanos dicen no más impunidad


Santiago Villarreal Cuéllar

Nunca antes el pueblo mexicano había expresado tanta indignación y desprecio por las instituciones existentes, como en los últimos días cuando, no solo familiares de los 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa, desparecidos por fuerzas policiales y para-militares buscan saber su paradero, sino millones de residentes del país Azteca, solidarizados con estas familias. 

La nación norteña siempre ha vivido momentos de violencia y represión, ocasionada por las fuerzas del gobierno, tanto nacional como estatal. A finales de la década de los sesenta del siglo pasado ocurrió la más terrible masacre de estudiantes en la emblemática Plaza del Zócalo, y todos estos crímenes quedaron en la impunidad.

Los mexicanos y el mundo también recuerdan que posterior al terremoto de 1985, quedaron al descubierto decenas de restos óseos en las antiguas instalaciones de la Procuraduría Federal de Investigaciones, pero los azares del desastre natural se encargaron de sepultar cualquier vestigio de investigación. 

A comienzos de la década de los noventa irrumpió en ese bello país el negocio del tráfico de drogas ilícitas (cocaína, morfina, marihuana) trayendo consigo una era de violencia como nunca antes se había vivido en la historia de México.  

Como consecuencia de este fenómeno y ante la imposibilidad del estamento gubernamental para combatir este flagelo dentro del marco legal, valiéndose de asesores policiales extranjeros, el gobierno de Enrique Peña Nieto organizó grupos de auto-defensa, que no son otra cosa que las mismas fuerzas policiales y militares, camuflados como para-militares para cometer los más horrendos crímenes contra la población civil, con el argumento de combatir los carteles de las drogas.     

Asesinatos selectivos, masacres, torturas y la tradicional desaparición forzada, son los actos cometidos por estas fuerzas para-estatales, que en septiembre de este año 2014 cometieron el horroroso delito de desaparecer, torturar, asesinar y posteriormente calcinar los cuerpos de 43 jóvenes estudiantes.

Lo que no previó el gobierno, tanto regional como federal, fue la reacción en masa de la población civil que se ha levantado indignada ante tanto horror, tanta impunidad y descaro, de un régimen no solo infiltrado por el narco-tráfico, sino convertido en verdugo de la sociedad civil. 

Que renuncie Enrique Peña Nieto, es la consigna en todo el país de toda la población que día a día adquiere más fuerza y como una bola de nieve se agiganta para poner punto final a la impunidad.    

Desde este medio expreso mi solidaridad con todas las familias de este hermoso país que han sufrido los horrores de la violencia y en especial expreso mi profundo dolor a las familias de los 43 jóvenes desaparecidos por las fuerzas para-estatales. 

Ojalá esta nación, compuesta de gente emprendedora y laboriosa, salga pronto de esta crisis y logre la estabilidad que ha perdido en los últimos años por esta violencia ciega y horrenda.    

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