Santiago Villarreal Cuéllar
La impotencia sexual masculina es una
patología consistente en la falta total o parcial del deseo genital; el órgano
masculino, no erecta y si lo hace pronto comenzará a contraerse. Algunos
hombres logran tener erección pero en el momento de la penetración, su órgano
se vuelve flácido, imposibilitando la relación. La perturbación psicológica para
el hombre es muy fuerte pues en una sociedad machista como la nuestra, esta enfermedad constituye una humillación.
El macho portentoso, a veces con un pene desproporcionadamente grande, ve convertido
su trofeo en una manguera rugosa y temerosa. El hombre se siente amenazado debido
a la ignorancia; el temor y la falta de una educación sexual, hace que guarde
silencio sobre su dolencia y no busque ayuda médica científica. En muchas
ocasiones acude a consultorios de teguas, hierbateras, o compra algunas
pastillas que vende en la plaza algún charlatán con la vana esperanza de
encontrar curación. Sin embargo, nada de estas cosas sirven pues la patología
de la impotencia requiere de un exhaustivo estudio médico para diagnosticar la
causa; causa que no se puede generalizar en todos los hombres pues cada uno
puede tener un origen diferente y por tanto un tratamiento particular. No se
recomienda utilizar el medicamento Viagra pues este fármaco debe ser prescrito
por el médico, si el paciente requiere del
mismo.
La impotencia no tiene edades y puede
aparecer a los cuarenta años o más, pero también hay jóvenes de veinte que
padecen la enfermedad. Lo primero que debe hacer el paciente es consultar su
médico para que este ordene algunos exámenes que permitan diagnosticar la
causa. Un cuadro hemático completo debe constituir el primer examen. Generalmente
allí radica la mayoría de causas de la impotencia; personas con altos grados de
colesterol, triglicéridos y niveles de azúcar por encima de los estándares
normales, constituyen la causa principal del problema. Un tratamiento médico
para tratar estas patologías, normalizarán la erección en la mayoría de los
hombres. Algunos casos obedecen a enfermedades psicosomáticas que requieren
terapia psicológica.
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