Santiago Villarreal Cuéllar
Finalizando la década del setenta, irrumpe en
Latino-América un fenómeno que se ha acentuado en los últimos años, consistente
en la falta de paternidad y el aumento de madres cabeza de hogar. Por supuesto
que ya existía en nuestras sociedades este fenómeno, pero me refiero al aumento
del mismo. La evolución de la sociedad, el crecimiento demográfico, el aumento
de sectas fundamentalistas cristianas y de otras corrientes orientales, cuyo legado
sería un crecimiento espiritual, pensábamos que traería una familia más
cimentada. Pero desafortunadamente no ha sido así y por el contrario, son cada
día más las madres solteras, aumentando alarmantemente el de niñas y
adolescentes embarazadas, cuyos padres, menores de edad en su mayoría no asumen
la responsabilidad que les corresponde.
En el contexto psicológico y sociológico, la
falta de una figura paterna en sí no es causa de desórdenes de personalidad; no
influye definitivamente en el futuro hombre o mujer. Esto se debe a que muchas
madres asumen el rol de padre y madre con responsabilidad y el niño o niña
percibe de ella la única figura de autoridad en el hogar. El problema consiste
en el papel desarrollado por la mayoría de madres jóvenes, muchas de ellas
apenas entradas a la pubertad y adolescencia. Los niños nacidos de estas madres,
por su misma condición económica, social, su falta de experiencia, y por
supuesto la inexistencia de un esposo o compañero, terminan siendo criados por
sus abuelos, donde existe un número de hermanos y hermanas de la madre. Muchas
veces en estos hogares múltiples viven otros núcleos familiares pertenecientes
a la misma familia, con muchos niños. El pequeño recibe desde su tierna infancia
el mensaje de autoridad impartido no por una, sino por muchas “madres” y
“padres.” En estos hogares múltiples, todos aquellos que superan en edad a
estos pequeños, ejercen autoridad sobre él, y estos niños terminan no
obedeciendo a nadie. El futuro de estos niños es incierto y al despuntar su
vida adulta, terminarán por no reconocer ninguna autoridad legal.
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