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9/02/2014

Homosexualísmo y adopción


Santiago Villarreal Cuéllar

El histórico fallo emitido por la Corte Constitucional el 29 de agosto de 2014, otorgando el derecho de adoptar y criar dentro de un núcleo familiar a los hijos de dos mujeres lesbianas que conviven desde hace 10 años, y que legalizaron su unión de hecho en una notaría, constituye el primer avance para que parejas del mismo sexo puedan llegar a adoptar niños y criarlos como sus hijos.
Seguí de cerca el debate que duró más de un año en España, para que en el año 2005 aprobaran la ley que permite a parejas del mismo sexo adoptar hijos. La comisión accidental que conformaron las dos cámaras legislativas del país ibérico, estuvo compuesta por eminentes científicos; sociólogos, psicólogos, filósofos, antropólogos, psiquiatras, teólogos de varias denominaciones religiosas, médicos y neurólogos. El estudio fue concienzudo y creo que ha sido uno de los mejores del mundo, el que posteriormente fue modelo en Argentina y Uruguay para aprobar leyes similares.  Y es que no existen evidencias científicas que prueben que hijos criados por homosexuales o lesbianas sufran algún trastorno de la personalidad. Un estudio muy conocido de la antropóloga estadounidense Margaret Mead, comprobó que los comportamientos en la cultura occidental entre hombres y mujeres, poseen rasgos homosexuales. Esto indica que la definición de masculino y femenino se diluyó desde el ámbito de la ley natural. Por otro lado, la Academia Americana de Pediatría analizó por más de 30 años, casos de niños criados dentro de familias constituidas por parejas del mismo sexo, concluyendo que no existen efectos en la salud, bienestar físico y emocional de dichos niños. El estudio demostró que las mayores perturbaciones emocionales de los niños ocurren cuando parejas heterosexuales castigan violentamente, o viven en situaciones de violencia intrafamiliar o alcoholismo. La Universidad de Ámsterdam también realizó estudios sobre el tema, concluyendo que para nada afecta la crianza de un niño por el rol heterosexual, u homosexual de sus padres, y que los trastornos de la personalidad se adquieren por el ambiente social que cualquiera de esta clase de parejas refleje a sus hijos. Es decir, si dentro del núcleo familiar se observan hechos de violencia, alcoholismo, u otras substancias psicoactivas, que generen conflictos familiares, los jóvenes tendrán afectaciones emocionales.
Personalmente conozco muchas parejas de lesbianas y homosexuales que han criado a sus hijos dentro de este rol y ninguno de estos jóvenes, hombres y mujeres, adoptaron el comportamiento de sus padres de crianza. En cambio, todas las lesbianas, homosexuales, vice-sexuales, transexuales y demás personas con opciones sexuales diferentes a las tradicionales, han sido procreados por parejas heterosexuales. 

              

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