Santiago
Villarreal Cuéllar
Según
la leyenda la mayoría de brujas les encanta succionar la sangre de
sus víctimas. Las brujas mujeres chupan sangre a los hombres y los
brujos a las mujeres. Generalmente estas succiones ocurren en horas
de la noche o la madrugada cuando las personas que sufren este daño
duermen profundamente. Entonces la bruja clava sus afilados dientes,
que debido al desdoblamiento (cuarta dimensión) estos adquieren unas
características particulares. Las víctimas de estas brujas
evidencian esas succiones mostrando en algunas partes de su cuerpo
moretones o chupones, específicamente en el cuello, pecho y
espaldas. Las mujeres víctimas de succiones de parte de los brujos,
presentan estos chupones especialmente en la zona mamaria y
particularmente los pezones. Muchos de estos moretones a veces se
infectan y las personas se ven obligadas a acudir al médico para que
formule medicamentos.
Existen
algunas fórmulas para evitar que brujas y brujos cometan estas
fechorías con las personas; frotar todo el cuerpo con jengibre
machacado antes de irse a dormir, evita que las brujas o brujos
chupen la piel. Parece que el fuerte aroma de este tubérculo no
agrada al olfato de las brujas y terminan por retirarse. La mayoría
de las brujas persiste en su costumbre de chupar a sus víctimas y la
próxima noche regresa; pero si durante varias semanas se frota el
cuerpo con la preparación vegetal ya dicha, finalmente estas brujas
no regresaran y se marcharán para otro lugar, en busca de otra
víctima. Si desea causar daño a la dentadura de un brujo o bruja,
la fórmula es sencilla: toma tres ajos machos (estos son redondos),
los machaca con una piedra sobre otra, agregas sal de mar y unos
gramos de azufre en polvo, frotará todo su cuerpo con esta pasta
húmeda y se marcha a la cama. Cuando la bruja o brujo chupa el
cuerpo de su víctima untado con esta mescla, su dentadura física
sufrirá serios daños que se evidenciarán en la vida pública del
agresor.
0 comentarios:
Publicar un comentario