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8/26/2014

Vendedores informales se encadenan en Pitalito


Santiago Villarreal Cuéllar

Un grupo de vendedores informales, entre ellos una mujer en estado de  embarazo, se encadenó a una de las ventanas del viejo edificio de la alcaldía municipal de Pitalito, en protesta por la represión de las autoridades administrativas y policiales realizadas en las últimas semanas. Los hechos se originaron el martes 26 de agosto de 2014 en horas de la mañana, mientras se presentaron algunas escaramuzas con otros vendedores que pretendieron ingresar a la fuerza al interior del edificio y la policía que reprimió los manifestantes.

Hasta horas de la noche los protestantes no fueron atendidos por parte del Secretario de Gobierno municipal, quien manifestó a la prensa que no hablaría bajo presiones de hecho.

Las ventas informales constituyen un problema social en todos los países subdesarrollados, y aún en naciones desarrolladas como Estados Unidos y Europa. En naciones como Colombia, el derecho constitucional al espacio público es considerado fundamental, razón por la que muchos jueces de la república han tutelado este derecho a favor de comerciantes formales, que ven la competencia informal como desigual bajo el argumento que este sector no paga impuestos. Y bajo este mandato judicial los alcaldes de diferentes municipios se ven obligados a recurrir a la fuerza y represión para tratar de desalojar estas personas que ocupan zonas de servicio público y parques para ganarse el sustento diario y llevar alimentos a sus humildes familias. Este es un  problema estructural en un país donde los bajos niveles de educación, la falta de oportunidades de empleo de calidad y el desplazamiento forzado de zonas rurales a las ciudades, hace que muchas personas se vean forzadas a recurrir a negocios informales para ganarse el sustento diario, honestamente.

Pero lo mínimo que deben hacer las autoridades locales es dialogar con los voceros de este gremio y no cerrar las vías de comunicación. El gobierno nacional está dando un gran ejemplo, dialogando con los alzados en armas (guerrilla) para tratar de llegar a unos acuerdos que pongan fin a la sangrienta guerra que vivimos por seis décadas. ¿Porqué entonces los representantes del estado local no dialogan? El filósofo español Miguel de Unamuno sentenció alguna vez, que cuando alguien ejerza un poder en el estado, por pequeña que sea esta rama del poder, debe procurar utilizar ese poder para hacer el bien al pueblo y no para reprimir o convertir ese poder en tiranía. El dialogo es la mejor vía para lograr el entendimiento entre seres humanos civilizados y no es sinónimo de debilidad de las autoridades.    

    

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