Santiago Villarreal Cuéllar
El gobierno mexicano del señor Enrique Peña
Nieto, está feliz porque dio la estocada final, cumpliendo la última receta del
modelo económico neo-liberal en su país. La primera semana de agosto de 2014,
el congreso del país Azteca aprobó la iniciativa presidencial para enajenar la
empresa Petróleos Mexicanos, Pemex. Una empresa que se creó en 1938 cuando el
general Lázaro Cárdenas nacionalizó la industria petrolera, siendo toda una
revolución en esa época. Gracias a esa empresa estatal, México posee una de las
mejores redes de carreteras de Latino-América, además de saltar en los años 50
de ser un país agrícola a la industrialización. Logro también construir los
mejores acueductos de agua potable en las grandes ciudades y en un 80% en el
área rural. En la década de los 70, el Distrito Federal logró un desarrollo
extraordinario, gracias a las inversiones de esta importante empresa petrolera.
Con la llegada al poder del señor Carlos Salinas de Gortari en 1988, México
acogió la moda neo-liberal y en noviembre de 1993 se aprobó el ingreso de esa
nación al Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá, hecho que
entro en vigencia el primero de enero de 1994. Allí comenzó el calvario para
los mexicanos pobres y en especial para los pequeños agricultores, quienes fueron
quebrando lentamente como consecuencia de las importaciones de productos
agrícolas de los dos colosos del norte. Este fenómeno obligó a muchos mexicanos
a optar por el negocio ilícito del narcotráfico, cuyas consecuencias se están
viendo en la actualidad. Para completar el lamentable panorama económico y
cumplir las recomendaciones del Fondo Monetario Internacional, y demás
promotores de la privatización de lo público, la empresa petrolera pronto quedará
en manos de multinacionales extranjeras, dejando a México relegado y subyugado
al mandato del gran capital transnacional.
Algunos periodistas y medios de comunicación
colombianos al servicio de las multinacionales petroleras, aplauden esta medida
y recomiendan al gobierno colombiano hacer lo mismo con nuestra empresa
Ecopetrol. Porque vender lo público es la premisa de las grandes
transnacionales. Ellas compran las empresas estatales con el argumento de que
el sector privado administra mejor. Olvidan los gobiernos que algunas empresas
estratégicas como las energéticas, telecomunicaciones, salud, educación y
electricidad deben ser monopolio del estado. El actual gobierno está feriando
al mejor postor la rentable empresa eléctrica Isagen, con el argumento que dichos
recursos se invertirán en la malla vial, aunque otros afirman que los mismos
servirán para financiar el pos-conflicto. Cualquiera sea la razón de esta venta,
no tiene fundamento pues será como vender la gallina de los huevo de oro.








0 comentarios:
Publicar un comentario