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8/27/2014

Vendiendo lo público


Santiago Villarreal Cuéllar

El gobierno mexicano del señor Enrique Peña Nieto, está feliz porque dio la estocada final, cumpliendo la última receta del modelo económico neo-liberal en su país. La primera semana de agosto de 2014, el congreso del país Azteca aprobó la iniciativa presidencial para enajenar la empresa Petróleos Mexicanos, Pemex. Una empresa que se creó en 1938 cuando el general Lázaro Cárdenas nacionalizó la industria petrolera, siendo toda una revolución en esa época. Gracias a esa empresa estatal, México posee una de las mejores redes de carreteras de Latino-América, además de saltar en los años 50 de ser un país agrícola a la industrialización. Logro también construir los mejores acueductos de agua potable en las grandes ciudades y en un 80% en el área rural. En la década de los 70, el Distrito Federal logró un desarrollo extraordinario, gracias a las inversiones de esta importante empresa petrolera. Con la llegada al poder del señor Carlos Salinas de Gortari en 1988, México acogió la moda neo-liberal y en noviembre de 1993 se aprobó el ingreso de esa nación al Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá, hecho que entro en vigencia el primero de enero de 1994. Allí comenzó el calvario para los mexicanos pobres y en especial para los pequeños agricultores, quienes fueron quebrando lentamente como consecuencia de las importaciones de productos agrícolas de los dos colosos del norte. Este fenómeno obligó a muchos mexicanos a optar por el negocio ilícito del narcotráfico, cuyas consecuencias se están viendo en la actualidad. Para completar el lamentable panorama económico y cumplir las recomendaciones del Fondo Monetario Internacional, y demás promotores de la privatización de lo público, la empresa petrolera pronto quedará en manos de multinacionales extranjeras, dejando a México relegado y subyugado al mandato del gran capital transnacional.

Algunos periodistas y medios de comunicación colombianos al servicio de las multinacionales petroleras, aplauden esta medida y recomiendan al gobierno colombiano hacer lo mismo con nuestra empresa Ecopetrol. Porque vender lo público es la premisa de las grandes transnacionales. Ellas compran las empresas estatales con el argumento de que el sector privado administra mejor. Olvidan los gobiernos que algunas empresas estratégicas como las energéticas, telecomunicaciones, salud, educación y electricidad deben ser monopolio del estado. El actual gobierno está feriando al mejor postor la rentable empresa eléctrica Isagen, con el argumento que dichos recursos se invertirán en la malla vial, aunque otros afirman que los mismos servirán para financiar el pos-conflicto. Cualquiera sea la razón de esta venta, no tiene fundamento pues será como vender la gallina de los huevo de oro.     

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