Santiago Villarreal Cuéllar
El municipio de Suaza, ubicado al sur del departamento del Huila, se caracteriza por ser una población pacífica, laboriosa, dedicada en su mayoría a labores agrícolas. El parque del pueblo es un verdadero jardín donde se conjugan diversidad de colores de sus flores, y los colibríes aletean en busca del néctar que alimenta sus exquisitos paladares. A un costado del poblado, serpentea lentamente el río que lleva el nombre del municipio cuyas orillas se convierten en balnearios en épocas de verano. Es famosa esta comarca por su sombrero suaceño, elaborado de fibra de hiráca, también llamada palmicha.
La carretera nacional que conduce a Florencia, pasa por un costado del pueblo, y allí se ha venido desarrollando el paro campesino que desde hace días tiene paralizadas las actividades de esta región. El domingo 04 de abril de 2014, en horas de la mañana y después de la misa de siete, la población urbana salió con carros, motos, carretas de tracción animal y gente a pie, a respaldar las justas peticiones de los labriegos. La marcha recorrió parte de la carretera y luego regresó a la localidad. A los pocos minutos, fuerzas policiales del Esmad, irrumpieron violentamente al pueblo y bombardearon calles y carreras utilizando gas pimienta, convirtiendo este pacífico terruño en un verdadero campo de batalla, en la que la población inerme salió de sus viviendas con niños, mujeres embarazadas, ancianos y sus mascotas, huyendo del bombardeo. A las 11 de la mañana, el casco urbano de Suaza parecía un volcán, debido a la cantidad de humo blanco que se levantaba de los techos de las casas, como si se tratara de un bombardeo aéreo. Hasta las aves moradoras del parque, se vieron obligadas a migrar a otros lugares y muchas de ellas murieron victimas de intoxicación como consecuencia del violento bombardeo.
Esta actitud del gobierno nacional, utilizando la fuerza pública, nos recuerda las épocas de las guerras civiles de algunos países centroamericanos, donde ciudades completas fueron bombardeadas con gas pimienta. Así procedió Somoza en la ciudad de León Nicaragua, cuando en un acto demencial, ordenó el bombardeo de esta población, hecho que fue condenado por la comunidad internacional. También nos trae a la memoria la terrible guerra del Vietnán, donde aviones norteamericanos bombardeaban con gas pimienta, campos y ciudades de esa martirizada nación asiática.
Condenamos vehementemente esta acción incomprensible del gobierno nacional, al ordenar atacar a toda una población civil, cuyo único delito es apoyar a lo más preciado que tenemos los colombianos, como son nuestros campesinos.
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