perfil en facebook

6/16/2013

Guarida de viciosos



Santiago Villarreal Cuéllar
A menudo escuchamos decir en forma despectiva, que determinado sitio de la ciudad, un parque, algún lugar del barrio, o una casa abandonada, es una guarida de viciosos; para referirse a consumidores de substancias alucinógenas. Las personas que así se expresan, muchas veces son adictos al alcohol, o al tabaco, por lo que tienen su propia guarida en su mente. El término vicioso es aplicable a todo ser humano que padezca una enfermedad psicosomática o compulsiva. Existen viciosos al alcohol, al tabaco, marihuana, cocaína, heroína y compulsivos al juego; a comprar, y adictos a las sectas. El que esté libre de vicios, que arroje la primera piedra; esto para hacer alusión a las palabras de Jesucristo, quien también sentenció: “no mires la paja en el ojo ajeno sin primero ver la viga que está en el tuyo.”
El problema radica en que la marihuana, cocaína, heroína, morfina y otras substancias alucinógenas, están penalizadas por la ley. En cambio el alcohol, cigarrillos, juegos, comercio y sectas, están amparados bajo el paradigma de la legalidad. A la mayoría de la gente le parece normal beber cerveza, fumar tabaco, jugar en las máquinas y otros; comprar lo que muchas veces no necesita, y asistir varios días de la semana a ceremonias religiosas. No parece que esto sea una enfermedad, ¿verdad? Y sin embargo, todas estas acciones son consideradas por las ciencias de la psicología y psiquiatría como enfermedades psicosomáticas y compulsiones mentales. Para la ciencia es igual el enfermo que toma bebidas alcohólicas, fuma cigarrillo, o es compulsivo a los juegos, que aquel individuo que consume marihuana, absorbe cocaína o se inyecta heroína.
La próxima vez que sindique a alguien de vicioso, analice si su casa no ha sido convertida muchas veces en una guarida de viciosos, como cuando invita a sus amigos a tomarse unos tragos, fumar cigarrillo, colocar música a todo volumen y ponerse de ruana el vecindario. Para finalizar invocaré de nuevo a Jesús, cuando dijo: “no juzguéis para que no seáis juzgados.”          

0 comentarios:

Publicar un comentario