Santiago
Villarreal Cuéllar
Desde el primer día que
comenzaron las negociaciones en la Habana, una de las principales
solicitudes de los voceros de las farc ha sido el regreso de Simón
Trinidad para que participe de los diálogos. No obstante, el
gobierno se ha mostrado reacio a dicha petición. A pesar de la
ausencia de este jefe guerrillero, preso en una cárcel de los
Estados Unidos, las conversaciones continúan con éxito. Siempre he
reiterado que los colombianos debemos tener fe en la solución
pacífica del conflicto, y en hora buena el gobierno abrió las
puertas para que el E.L.N, otra guerrilla que lleva cuarenta años
luchando contra el establecimiento, llegue a la mesa de negociación.
Pese a las criticas de los sectores reaccionarios y derechistas
contra este proceso, este avanza a pasos rápidos y firmes.
En cuanto al regreso de Simón
Trinidad a la mesa de diálogo, el gobierno no es optimista, ni mucho
menos el resto de la clase política. ¿Pero qué tan difícil es
traerlo de nuevo a la libertad? Recordemos que el líder sudafricano
Nelson Mandela, preso en julio de 1960 por su presunta participación
en la conformación de grupos armados de su país, duró 27 años en
la cárcel. Nadie creía en la libertad de este hombre que se
convirtió el el símbolo de una lucha contra un régimen oprobioso.
Sin-embargo, tras las negociaciones de paz iniciadas en 1989, fue
puesto en libertad el 11 de febrero de 1990. Posteriormente fue
presidente de su país y recibió el Premio Nobel de la Paz. Hay
cosas que parecen imposibles, pero la historia y el destino de los
pueblos las hace posibles.
Traer de nuevo al líder
guerrillero colombiano, ya sea a la Habana para que participe de las
conversaciones, o para que haga política en Colombia cuando se
concreten los acuerdos, no es nada descabellado. No obstante los
procesos judiciales que le siguen en Estados Unidos, basta que el
presidente Obama firme un indulto para que le conceda la libertad.
Esto no es imposible si se tiene en cuenta que los presidentes de ese
país indultan con bastante frecuencia presos ya condenados, algunos
de ellos por narcotráfico y otros por delitos de otra índole. Solo
es necesario tener voluntad política, tanto del gobierno colombiano,
como de la nación americana, que seguramente ayudará a nuestro país
si se concretan las negociaciones de paz. Así las cosas, yo veo
completamente viable el retorno de Simón Trinidad a Colombia, cuando
el proceso de diálogo y paz se haya hecho una realidad. Y no lo veo
lejano.
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