perfil en facebook

4/23/2013

Terrorismo en Pitalito




Santiago Villarreal Cuéllar

Hace cuatro años, un sábado, amaneció el Parque José Hilario López de Pitalito, totalmente acordonado por unidades del Ejército, Policía, Sigin, C.T.I, DAS, (todavía existía) y a cuatro cuadras a la redonda, ningún civil podía transitar. La ciudad estaba conmocionada pues locutores de diferentes emisoras anunciaron extras sobre la presencia de una bomba en pleno parque principal. Al medio día llegó una comisión de antiexplosivos provenientes de la ciudad de Neiva, acompañados de un perro que detectó con su fino olfato la presencia de material explosivo. Los niveles de adrenalina subieron y el ambiente se hizo más tenso. Las unidades especializadas lograron alcanzar el maletín bomba. Luego de abrirlo, encontraron en su interior una toalla vieja y mugrosa, la imagen de la Virgen del Carmen, y una caja con tres cerillas húmedas. Un indigente olvidó el maletín y algunas personas, ya por malicia, ya por maldad, llamaron a la policía y dijeron que una bomba estaba a punto de estallar en la sala de recibo de la ciudad. Tanta movilización y algarabía se convirtió en un chasco.

Habían transcurrido unos cuatro meses, cuando en un parqueadero vecino de las detartaladas oficinas de las fiscalías, dejaron una camioneta abandonada que nadie reclamaba. Llamaron a las autoridades para informar sobre un posible carro bomba. Otro gigantesco operativo, utilizando recurso humano, robots, perros adiestrados y cuatro cuadras a la redonda evacuadas por si explotaba semejante artefacto. Afortunadamente el carro bomba resulto ser otro embeleco y la burla no se hizo esperar. Es de recordar, que nuevamente los locutores de noticias difundieron la información, recomendando a los vecinos del sector las medidas que debían tomar, antes que desactivaran el carro bomba.

A mediados de las segunda semana de abril, vecinos del residencial barrio Manzanares, advirtieron sobre la presencia de un coche bomba. De inmediato retumbaron las extras en emisoras radiales y los lectores de noticias lanzaron la bomba. Una sociedad influida por las telenovelas mexicanas, de inmediato asimilaron la palabra coche con automóvil. Pero no, se trataba de un coche de los que utilizan para pasear a los bebés, que alguien dejó abandonado con unas bolsas. Toda la noche los moradores de ese barrio permanecieron temerosos y atentos a la explosión. Esta vez el Ejército no acudió y la Policía esperó hasta el día siguiente, cuando las unidades antiexplosivos de Neiva llegaron. Naranjas, era el contenido del coche bomba. Necesitamos un poco de sentido común para entender que Pitalito no es un lugar propicio para el terrorismo, pero la paranoia de algunas personas crea bombas imaginarias a cada rato.            

0 comentarios:

Publicar un comentario