Santiago
Villarreal Cuéllar
Así se denomina una nueva
enfermedad descubierta en Europa al finalizar la década del 2010. Enfermedad
que seguramente está sufriendo la gran mayoría de la población mundial. Los
síntomas se presentan con pérdida de la memoria y la visión, cansancio, varios
tipos de cáncer, alergias, desarreglos de la sexualidad y problemas de
fertilidad. El glaucoma, en la mayoría de los casos, es generado por este
síndrome. Anteriormente, cuando una persona se le diagnosticaba pérdida de
memoria, los médicos la asociaban al mal de Alzhéimer, o a demencia senil. Sin
embargo, ante el aumento de esta patología en Europa, investigadores de varios
hospitales y universidades españolas, comenzaron a descubrir que no existía
ningún vínculo con las enfermedades antes citadas. La enfermedad la padece un
gran porcentaje de la población europea, pero existe un grupo que presenta un
mayor grado de la misma. Este grupo está compuesto por personas dedicadas a
oficios domésticos, mecánicos, obreros que laboran en obras civiles
relacionadas con las aguas residuales y aquellos vinculados a la industria de
químicos. El diagnóstico se dictamina mediante un examen sanguíneo en el cual
se detectan otras substancias químicas, ajenas a las normales encontradas en
los seres humanos. En el año 2011, se practicó este examen a varios
eurodiputados que se sometieron voluntariamente, encontrándose el Síndrome en
la mayoría de ellos. Algunos poseían hasta 42 substancias distintas a las
normales, lo que les diagnosticó Síndrome de Insensibilidad Química.
¿Pero cuáles son las causas para
que un ser humano posea en su corriente sanguínea otras substancias diferentes
a las normales? La respuesta la suministraron los mismos investigadores: todos
los elementos que usamos diariamente, tales como desodorantes, lociones,
jabones, detergentes, desinfectantes, limpiadores a base de cloro y amoniaco,
lo mismo que aquellos productos que contienen substancias fosforadas, ocasionan
este Síndrome. Los plásticos son otro generador de esta enfermedad.
Investigadores alemanes descubrieron que los biberones elaborados de este
material, liberan unas substancias químicas cada vez que son cocinados para
esterilizarlos. Las latas de conserva, la ropa y zapatos elaborados con fibras
sintéticas, también liberan substancias que son absorbidas por los poros y
llegan directamente a la corriente sanguínea de los humanos. El informe también
realizó estudios sobre los efectos que ocasionan los agroquímicos en la
agricultura, especialmente en los suelos y alimentos producidos, cuyo consumo
ocasiona desarreglos hormonales y del sistema inmunológico. El debate apenas
comienza, no solo dentro de los círculos de la ciencia médica, sino
principalmente por parte de los dueños de las grandes industrias generadoras de
productos químicos, quienes exigen pruebas concretas antes de lanzar
informaciones sesgadas e incompletas.
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