Santiago
Villarreal Cuéllar
La batalla librada por Guaitipán y Pigoanza,
que desalojó los españoles de la Villa de Timaná, ocurrió en 1540. En ese año
llegó de Popayán Juan de Cabrera para reconstruir el caserío destruido. Más de
400 aborígenes fueron obligados por los invasores a realizar esa tarea. Un día
fueron sorprendidos por los españoles, quienes asesinaron más del 50% de estos
nativos. El resto logró huir, mientras Juan de Cabrera regresó a Popayán por el
camino del Pensil, llevando un inmenso tesoro de oro y plata, robado a los
aborígenes. La cacica Guaitipán decidió cargar con los objetos sagrados de oro
hasta las riveras de la laguna que hoy lleva su nombre y allí se arrojó a las
oscuras aguas, ahogándose con su tesoro.
Esta valerosa mujer la tildaron los invasores
como Gaitana, debido a que estas mujeres aborígenes emitían unos sonidos
guturales con sus labios, semejantes al de las gaitas europeas. De allí que
ellos asociaran este sonido y comenzaron a llamar a la cacica con el nombre más
conocido en la actualidad, es decir la Gaitana. En el año de 1534, los
aborígenes asaltan el caserío y libran una batalla para desalojar de nuevo a
los invasores. Esta guerra dura tres años, hasta que el capitán español Domingo
Lozano logra vencerlos en 1557. En 1558, el oficial español decide trasladar el
pueblo de Guacacallo, o Timaná, hasta el lugar que ocupa en la actualidad, es
decir a orillas del río que lleva el mismo nombre. En 1550, el señor Pedro de
Molina recibió la cédula de Encomienda de Indios de la Provincia de Otongos,
que comprendía los territorios de Timaná, Laboyos y lo que hoy es San Agustín.
No obstante, debido a los permanentes hostigamientos por parte de los
aborígenes, no logró ejercer su cargo. En 1562, los aborígenes arrecian la
batalla final para desalojar a los invasores, logrando vencer al capitán
Lozano, quien pereció a manos de los nativos. En 1567 es enviado el capitán
Toloberano, escogido por la capitanía de Popayán para que sometiera a los
nativos de Timaná, pero estos lo derrotan en dura lucha. En 1571, los
aborígenes logran emboscar una expedición de invasores españoles que venían
procedentes de Popayán, con la orden de restablecer la calma, venciendo a los
forasteros. Ante las constantes derrotas, es encargado de la Villa de Timaná el
gobernador de San Sebastián de la Plata. Solo hasta 1606, el capitán Diego de
la Monja logra consolidar plenamente la invasión y ahuyentar a los aborígenes
rebeldes. Allí nace la Gobernación de Timaná y Provincias de los Pijaos.
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