Santiago
Villarreal Cuéllar
Al llegar el 31 de octubre de cada año,
sectas cristianas y hasta las autoridades de Policía, advierten a la población
sobre los supuestos peligros de las sectas satánicas. Afirman que realizan sacrificios
con niños pequeños, envenenan los dulces de los infantes en el tradicional día
de las brujas, celebración, entre otras cosas no correspondiente a nuestra
cultura latina, sino otro embuchado anglosajón. ¿Pero qué tan ciertas son esas
afirmaciones? Ninguna autoridad policial ni judicial tiene hasta la fecha la
primera denuncia, o investigación
abierta sobre intentos ni mucho menos homicidios realizados por miembros de esas sectas llamadas satánicas. Es
más, ni siquiera conocen a ciencia cierta qué es el satanismo.
Lideres de sectas cristianas, llaman
satanismo a un culto practicado por algunos grupos, generalmente compuesto de
jóvenes, donde se evocan antiguas tradiciones de la religión nórdica cuyo
máximo dios es Wotan. Dicho culto posee algunos símbolos, runas, rezos y
vestimenta de color negro. Entre los símbolos y runas, poseen la cruz swástica levógira,
la misma usada por Hitler como símbolo del partido Nazi. Pero también utilizan
la runa o símbolo Sieg, la estrella de ocho puntas y el sol negro. Adoran las
Walkirias, ninfas de los bosques y lagos encantados de las leyendas
escandinavas. Esto para mencionar algunas, pues estas creencias de origen
hiperbóreo son muy ricas en leyendas, dioses, diosas, espíritus y gnomos. Esta
religión pertenece al género politeísta y al igual que las antiguas religiones
aztecas, mayas, chibchas, incas, araymaras, y mapuches, que poblaron nuestra
América creen que las hierbas, arbustos, árboles, animales, las aguas y las
piedras, poseen espíritus o entidades elementales. De allí se deriva el profundo
respeto que le profesaban a la naturaleza, contrario a las religiones
monoteístas que consideran a esta como creación divina para ser aprovechada por
el hombre sin ninguna consideración.
Esas son las mal llamadas sectas satánicas en
cuyos altares nunca se encuentra la figura del diablo, creación entre otras
cosas de la imaginación del escritor italiano Dante de Alighieri en su obra La
Divina Comedia, y cuya figura ha sido utilizada por la mitología católica para
amedrentar los creyentes. Estas sectas, al igual que las cristianas y otras
corrientes orientales, se encuentran diseminadas por Europa, África, Norte y
sur América, y representan el mismo peligro que las otras para la sociedad. Es
decir, el de fomentar la ignorancia, el fanatismo, la superstición, y el de
impedir el progreso cultural y científico de los pueblos. Eso sí, debemos
reconocer que son más ricas en mitos y leyendas, contribuyendo a enriquecer más
el espíritu soñador del ser humano.
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