Santiago Villarreal Cuéllar
A
partir del 01 de julio, se unificó el Plan Obligatorio de Salud POS. Esto
significa que quienes reciben los servicios del régimen subsidiado, gozarán del
mismo servicio de quienes pagan régimen contributivo. La pregunta es: ¿cómo
garantizará el alicaído sistema de salud el cumplimiento de esta obligación?
Desde la entrada en vigencia de la ley 100 de 1993, la salud en Colombia se
convirtió en un mercantilismo, dejando de ser un servicio público. En nefasto
sistema económico neo-liberal irrumpió en todos los escenarios del Estado y el
derecho fundamental a la salud no fue la excepción. Investigaciones académicas
han demostrado que del 93 en adelante, enfermedades que tenían un nivel importante
de control en Colombia como la tuberculosis, fiebre amarilla, dengue y rabia
humana, resurgieron nuevamente y ninguna E.P.S. realiza campañas de prevención.
Se desmontaron programas tan importantes como el Servicio de Erradicación de la
Malaria (SEM), que enfrentaba el paludismo.
Este
perverso sistema de salud, llevó a que de 21.301 acciones de tutela instauradas
por ciudadanos afectados por el incumplimiento de las E.P.S. en 1999, se
dispararan a 94.502 en 2010. Pero no es solo el incumplimiento y la
ineficiencia en la prestación del servicio, sino el saqueo descarado que hacen
al sistema de financiamiento. En reciente informe, la Contraloría General de la
Nación denunció que por lo menos 59 E.P.S estarían involucradas en un cartel que
manipula los costos de los medicamentos. Esto ya lo había denunciado el
Observatorio de Medicamentos de la Federación Médica Colombiana. Para citar un
ejemplo: las E.P.S. compran Acetaminofén al por mayor por un valor de $17 la
tableta y terminan recobrándolo a $90.000 al Fosyga. El Isodine lo compran a
$255 y lo recobran a dos millones. Esta situación ha llevado a un desfalco de
las finanzas públicas de salud, de $32 mil millones de pesos. La misma
investigación descubrió que E.P.S. como
Saludcoop y Famisanar, se apoderaron indebidamente de dos billones de pesos a
los recursos destinados al POS.
Pero
el robo no es solo al estado que somos todos, sino –y eso es lo más cruel— al
usuario que paga los servicios (caso del régimen contributivo). Saludcoop por
ejemplo: el medico prescribe cuatro medicamentos, pero en el dispensario solo
entregan dos y le dicen que están pendientes los restantes. Esto hace que el
tratamiento no surta los efectos deseados y como consecuencia están atentando
contra el derecho a la vida del paciente. Como están las cosas, mientras no se
modifique el modelo de salud, de nada servirá igualar el POS pues seguirá de
mal en peor.
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