Santiago
Villarreal Cuéllar
El miedo a morir está ligado al apego de la
vida. Desde los más remotos tiempos de la pre-historia, los seres vivos
desarrollaron el instinto de conservación. De allí que encontremos especies
vivas como los hongos, por ejemplo, que desarrollaron diferentes formas de
adaptación. Es decir, se resisten a morir y por esa razón se acoplan a zonas
supremamente frías o altamente calientes. Después del cataclismo ocurrido hace
aproximadamente 78 millones de años, que destruyó los dinosaurios y otras
especies vivientes, sobrevivieron algunas de ellas como los reptiles,
(serpientes, tortugas, cocodrilos y sapos) lo mismo que insectos como las
cucarachas. Ese apego a la vida, hizo que esos seres resistieran la muerte y
lograran perpetuarse en el tiempo.
Desde la aparición de las primeras
manifestaciones de vida humana, su estado evolutivo ha venido desarrollando el
instinto de conservación. El mismo acto biológico de reproducirse, es una forma
de perpetuar sus genes para alargar la vida misma. En la alambrada de la
inteligencia de los humanos, se mantiene almacenada esa información del
instinto de conservación. De allí que la mayoría de los seres humanos somos
apegados a la vida y ni siquiera en las más terribles adversidades queremos
morir. Son raros aquellos seres que optan por el suicidio y por esa razón las
ciencias de la sicología, y psiquiatría, dedican estudios a ese fenómeno. Es
tan grande ese apego a la vida, que desde hace miles de años las diferentes
culturas religiosas politeístas le rindieron culto a los muertos. Algunos de
estos ritos enterraban sus difuntos
acompañados de comidas y familiares vivos, pues se consideraba que era un largo
viaje a otros lugares. Las culturas hindúes crearon el alma de los humanos.
Adopción que hizo cinco mil años después la doctrina cristiana. De allí la
creencia que el cuerpo muere, pero el alma continua viva hasta la eternidad.
Los humanos nos resistimos a morir y por esa razón creemos que si bien nuestro
cuerpo es mortal, la parte interna, (ígnea) no lo es.
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