Santiago
Villarreal Cuéllar
Un 23 de mayo de 1933, falleció en Madrid el
escritor colombiano José María Vargas Vila. Nació en Bogotá el 23 de julio de
1860, se educó bajo la hegemonía liberal Radical conocida como los gólgotas,
autores de la Constitución de Río Negro de 1863, promulgada por el general
Tomás Cipriano de Mosquera y calificada por el escritor Víctor Hugo, como “una
carta hecha para ángeles.” Vargas Vila comenzó su carrera literaria como periodista
panfletario, defendiendo las ideas liberales y en franca oposición al clero
católico. Con la llegada por segunda vez a la presidencia de Rafael Núñez y su
clara oposición a la Constitución del 63, Vargas Vila se unió a la guerra de
1885 en la que sectores liberales radicales quisieron defender el sistema
federal. Derrotados en la trágica batalla de la Humareda, el escritor huyó,
primero a los llanos orientales y posteriormente a Venezuela, donde inició una
férrea oposición al régimen de Núñez. El presidente venezolano Raimundo Andueza
Palacio, lo expulsó de su país. Huyó entonces a la isla de Curazao y
posteriormente a New York, donde fundó la revista Némesis. Pero cuando publicó
su libro Ante los Bárbaros, haciendo apología al imperialismo yankee, el
gobierno de esa nación lo expulsó. Se exilió en Europa, donde se desempeñó como
embajador del Ecuador en Roma y de Nicaragua en España. Es recordada su
rebeldía cuando se negó colocarse de rodillas ante el Papa León XIII.
Sus primeras obras literarias fueron novelas
románticas y solo en Flor de Fango hace crítica a los sacerdotes católicos.
Pero cuando publicó su novela Ibis, en el año de 1900, fue excomulgado por la
Iglesia. No obstante, este hecho en lugar de minimizar su obra literaria, causó
el efecto contrario. Sus escritos se hicieron más populares y la venta de sus libros
se disparó. Él mismo, refiriéndose a su obra, manifestó en una oportunidad que,
“atrás de Ibis no hay sino literaturaje y politicaje despreciables, dignos de
quedar enredados en las selvas bárbaras que atravesé.”
El escritor ateo, publicó novelas, cuentos,
historia y filosofía, siempre en contra de las dictaduras, los imperios, las
religiones, el amor y contra Dios. Fue un amante y defensor de la libertad.
Pero la libertad defendida por Vargas Vila, es la libertad al libre desarrollo
de la personalidad, inspirada en el individualismo y el humanismo. En El Ritmo
de la Vida, leemos la siguiente frase: “he visto muchos hombres morir defendiendo
una patria, pero nunca he visto ninguna patria morir defendiendo un solo
hombre.” Creo que vale la pena volver a releer a Vargas Vila.
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