Santiago
Villarreal Cuéllar
A propósito de la Semana Santa,
recordemos el verdadero origen del Cristianismo: No se tienen mayores datos
sobre el nacimiento, crecimiento y muerte de Jesús, más que lo referido en los
evangelios. El más grande historiador de la época de Herodes, Flavio Joséfo,
nada dice al respecto.
Algunos datos refieren el año 42,
cuando se dice que Pedro llegó a Roma y comenzó a difundir la doctrina. También
Pablo, conocido como Saulo, predicó en esa ciudad. Sacerdotes de otras
religiones, especialmente judías, persiguieron estos primeros misioneros, hasta
que fueron asesinados. Sin embargo, la doctrina continuó difundiéndose, no solo
en Roma, sino en Grecia. En los primeros tres siglos de nuestra era, el
cristianismo se atomizó en multitud de sectas. Competían con religiones
paganas, judías, griegas y caldeas.
Hacia el año 306, con la llegada
del Emperador Constantino, este comenzó a regular el desorden de dichas sectas.
Convocó en el año 325, el primer Concilio ecuménico de Nicea, presidido por el
obispo Ozius. Allí, no solo se estableció la Iglesia Católica Apostólica
Romana, sino que se decidió la cuestión de si Jesús era hijo de Dios, o era el
mismo Dios. Se recopiló el Nuevo Testamento y se dejaron cuatro evangelios, de
los setenta y dos que se presentaron. Los otros fueron declarados apócrifos.
Posteriormente, Constantino prohibió cualquier otra secta religiosa y estableció la Iglesia Católica como la única.
La unidad del catolicismo sin
embargo, no duró mucho tiempo. En el año 452, al reunirse el Concilio de
Calcedonia, para decidir nuevamente sobre las dos naturalezas de Jesucristo, el
Patriarca de Constantinopla se rebeló contra el Papa San León. Esa rivalidad
continuó hasta el año 789, cuando en el Concilio ecuménico griego declararon el
cisma y establecieron como primer Patriarca, a Photius. Allí nació la Iglesia
Católica Ortodoxa y el Papa Juan VIII, no logró evitar esa división.
En 1517, el sacerdote alemán
Martín Lutero, se rebeló contra la bula papal de León X. Así nació el
protestantismo. Aquel acto lo llamaron La Reforma. En 1533, el Rey Enrique VIII
de Inglaterra, se rebeló contra el Papa Clemente VII y separó su reino creando
la Iglesia Anglicana. En el Tratado de Letrán, celebrado en 1929, entre Benito
Mussolini como jefe del Estado italiano y el Papa Pío XI, se reconoció al
Vaticano como Estado soberano. De la secta de Lutero y del anglicanismo, surgieron
todas las sectas cristianas conocidas hasta nuestros días. No obstante, la
Iglesia Católica Romana continúa siendo hasta hoy, la más grande religión del
planeta. El Papa, jefe supremo de la Iglesia, continúa ostentando un gran poder
espiritual y político.
0 comentarios:
Publicar un comentario