Santiago
Villarreal Cuéllar
En diferentes medios de
comunicación, especialmente la televisión, nos muestran noticias sobre supuestas
apariciones de la imagen de la Virgen María, o Del Carmen, La Dolorosa, en fin.
Las apariciones son variadas. Algunas lo hacen sobre una piedra, en la pared de
bahareque de una casa vieja, o en una de ladrillo sin repellar; en una olla
vieja de barro o aluminio, en pocillos o elementos de cocina; en la corteza de
un viejo y corpulento árbol. Generalmente “aparece” en hogares o lugares de
gente humilde y sencilla, y curiosamente lo hace en su mayoría en regiones de
la Costa Norte colombiana. Parece que a la Virgen le encantan las tierras bajas
y cálidas, en medio de la bullaranga y la apoteosis de colores de las humildes
viviendas.
Pero, ¿qué de cierto son esas
“apariciones”? Veamos la historia: Las primeras imágenes de la Virgen María, constituyen
hermosas pinturas del arte bizantino. Con el correr de los siglos, diversos
pintores, unos famosos, otros menos conocidos, pintaron y dibujaron diversas
imágenes alegóricas a la Virgen. La cultura Católica es rica en arte plástico,
alusivo a vírgenes, santas y santos. Es verdad que existen algunas apariciones
famosas de la Virgen, como la de Fátima en Portugal y la de Guadalupe en
México. La ciencia no ha podido verificar la autenticidad de esos fenómenos,
pero la fe es tan poderosa que poco importa lo que digan los científicos.
Ahora bien: las imágenes que
“aparecen” en diferentes objetos, son semejantes a las ya conocidas. No existe
ninguna original ni distinta, que pueda decirse que apareció de verdad. Lo que
el común de la gente ve, es lo que tiene grabado en su psiquis, en su memoria,
o como dijera el sicólogo Carlos Gustavo Jung, aquello que propaga el
Inconsciente Colectivo. Si una persona dice que vio algo extraño o fantástico,
la noticia se propaga y la colectividad no dice que alguien vio, sino que yo
vi, y todos vimos. Esa es la visión del Inconsciente Colectivo.
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