Por
Santiago Villarreal Cuellar
Uno de los mitos más
generalizados dentro de la cultura popular, es la creencia que existen métodos
anticonceptivos naturales, o fisiológicos, creencia alimentada por algunas doctrinas
religiosas que, oponiéndose a los métodos instrumentales para evitar la
concepción le han inventado métodos alternativos que no son efectivos para un
asunto de tamaña responsabilidad como es la planificación familiar.
El llamado método del ritmo, o
de Ogino-Knauss, que consiste en llevar una estadística muy disciplinada sobre
los días en que la mujer ovula para impedir que el ovulo se encuentre con el
espermatozoide, está lejos de asegurar una verdadera protección contra
embarazos no deseados. La mujer, con calendario en mano, señala las presuntas
fechas en que un ovulo se desprende de sus ovarios, basada en la fecha de su
menstruación. Requiere, como dije antes, de un proceso muy disciplinado en el
que pueden existir muchos errores y se necesitaría de una mujer bastante
saludable, como para que sus menstruaciones fueran exactas al igual que su
ovulación.
Este procedimiento tiene unas
estadísticas de protección de solo el 12%, por lo que en el 88% no es seguro,
lo que indica una alta probabilidad de quedar en embarazo. No es recomendable
desde el punto de vista científico aplicar esta metodología, por no encontrarse
dentro de los rangos de seguridad para evitar embarazos.
Otro mito es la interrupción
del coito, es decir, que el hombre se retira durante la relación genital antes
que ocurra la eyaculación. Es un mal método, porque ya antes de la eyaculación,
incluso desde el mismo instante en que ocurre una excitación y los líquidos
prostáticos comienzan a fluir del órgano viril, ya existen espermatozoides que
deambulan por dichos fluidos. Lo cual indica que a la primera penetración,
varios espermatozoides comienzan a desplazarse al interior de la vagina y
siguen su carrera hacia el útero en busca de un ovulo para fertilizarlo.
Este mito es defendido por
algunas comunidades religiosas orientales, quienes aseguran tener la suficiente
voluntad para no eyacular dentro de la vagina. En nuestra cultura occidental
este método es defendido y propagado por los gnósticos. Dentro de las
estadísticas de seguridad, este procedimiento solo es efectivo en un 20%, por
lo que el riesgo de embarazos es demasiado alto: 80%. No es un método seguro ni
aconsejable.
La ignorancia acerca de
ciencias como la biología, anatomía, fisiología y la sexología, hacen que
todavía exista una gran mayoría de gentes que crean en mitos relacionados con
la sexualidad humana y de allí la irresponsabilidad con la que manejan sus
relaciones sexuales y genitales.
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