Santiago
Villarreal Cuéllar
“Entre más se agacha, más se le
ve.” Este refrán sí que se acomoda a nuestro país, con relación al gobierno de
Estados Unidos. Entre más nuestros gobiernos se arrodillan al imperio del Norte,
su gobierno más desprecia nuestra nación.
Durante el gobierno del señor
Álvaro Uribe, se firmó un Tratado de Libre Comercio en condiciones humillantes
para nuestros pequeños empresarios y agricultores. Los norte-americanos, tienen
todas las ventajas para sus empresas. Sin embargo, al señor Uribe solo le faltó
besar los pies del señor Busch y después los de Obama. Llegó incluso, ofrecer y
traer para nuestro país la base militar gringa que el gobierno ecuatoriano
expulsó de la ciudad de Manta. Aun así, no logró que el Congreso
norte-americano aprobara ese tratado. Solo el presidente Santos, logró (a
regañadientes) protocolizar la aprobación por parte del legislativo de la
nación del Norte, el T.L.C.
En la segunda semana de febrero
de 2012, el gobierno de Estados Unidos recortó un 15% la ayuda para el llamado
Plan Colombia. No obstante, la señora canciller de Colombia manifestó
tímidamente “que no es significativo,” dicho recorte. No solo le rinden
pleitesía y una reverencia innecesaria al gobierno gringo, sino que muestran
miedo y pena, expresar inconformidad. ¡Es el colmo!
Mientras la mayoría de los
gobiernos de América Latina, hoy son independientes y muchos de ellos
contradictorios a las políticas norte-americanas, nuestro gobernante continúa
practicando una sumisión incomprensible y absurda. Somos una isla solitaria en
el mapa geopolítico continental.
Pero lo peor de todo, es que
entre más sumisión y humillación muestra nuestro gobierno, el imperio expresa
más desprecio por nuestra nación. Creo que ya es hora de replantear las
relaciones con los Estados Unidos. No debemos declararnos enemigos, pero sí es
bueno que tengamos dignidad. Si somos el único puntal estratégico de ese país
en Sur América, pues exijamos un tratamiento acorde con esa condición. En la
actualidad, somos una especie de Israel en lo político, pero nos tratan como a
Somalia.
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