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2/09/2012

¿CHAMÁN, O CHARLATÁN?



Santiago Villarreal Cuéllar
Dineros del erario público fueron destinados para pagar supuestos favores a un individuo, que dizque evita las lluvias. Es reprochable que el presupuesto de los colombianos se despilfarre de esa forma. Máxime cuando, según nuestra Constitución, somos un Estado laico.
Pero la pregunta es: ¿sabemos los colombianos qué es un chamán? La señora que echa cartas, supuestamente para adivinar la suerte, o el que echa el Tarot para predecir el futuro, ¿son acaso chamanes? Es claro, que no lo son.
El chamanismo es una antigua religión del Asia. Sus orígenes se pierden en la historia y al igual que el hinduismo, es miles de años anterior al cristianismo. Pertenece a una rama de las religiones politeístas. Es decir, aquellas creencias que adoran muchas, o varias divinidades. Aun existen algunas manifestaciones en países asiáticos. Poco, o nada se conoce sobre esta creencia en América Latina. Se caracteriza por un conjunto de prácticas mágicas realizadas por el chamán en estado de éxtasis. Permanecen en estado de trance durante varios días. En algunas regiones de Nepal, estos chamanes consumen hachís, o marihuana para entrar en meditación y trance. Ello no indica que sean viciosos. Quienes más se asemejan en Latino América, son algunas comunidades aborígenes de las selvas brasileñas, que consumen extracto de añahuasca (yagé), para entrar en trance. No se debe confundir con aquellos charlatanes que suministran una mala preparación del yagé, en algunas de nuestras ciudades.
Los sacerdotes de aquellas creencias asiáticas, se llaman chamanes. Viven una vida austera, en permanente meditación, castidad (si es que la hay) y no exigen dinero a cambio de sus curaciones, o adivinaciones. Hoy se considera una manifestación cultural en las naciones donde, aun subsisten.
En nuestras ciudades le llaman chamán a cualquier hijo de vecino. Basta que tenga un lugar para atender consultas, un programa radial, o predique en alguna plaza de pueblo, para darle ese calificativo. Pero todas esas personas, lo mismo que al que le pagaron para que no lloviera, son simples charlatanes.         
 

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