LIBIA SIN GADHAFI

Por Santiago Villarreal Cuéllar

Gadhafi, fotografía agencia de navarra

La salida de Muhamar el Gadhafi, al menos de la capital Trípoli, no garantiza la cacareada libertad. Los medios mediáticos presentan la caída del dictador libio como el fin de todos los problemas del país. En Occidente la mayoría de la gente cree en toda esa propaganda. Es verdad que cuando una persona se perpetúa en el poder de una nación, todo el engranaje estatal se corrompe. Para muestra un botón. La olla podrida de ocho años de Uribe en nuestro país apenas empieza a destaparse. Pero volviendo al tema de Libia, esta nación bajo el régimen de Gadhafi, logró ocupar el mayor ingreso percapita de toda África. El nivel de vida de sus 6 millones de habitantes se elevó a estándares paralelos al europeo. El pecado del líder libio fue nacionalizar el petróleo, evitar el saqueo de las potencias europeas y norteamericanas, y mantener una independencia política. Eso no gusta a los imperios que dominan el resto del mundo, expoliando sus recursos naturales y humanos.

La caída de Gadhafi, significa el fin del régimen anti-imperialista. Al igual que otros dictadores, Gadhafi se perpetuó en el poder, no permitiendo a otros reemplazarlo sin quebrantar las instituciones. Eso tiene sus costos para un pueblo soberano, digno e independiente. Libia sin Gadhafi, significa perder la soberanía. Significa la imposición de un modelo económico acorde con las ambiciones de las potencias imperiales. Seguramente instaurarán el desgastado modelo neo-liberal, para privatizar la producción del petróleo, y el resto de sus recursos energéticos y naturales. Ya congelaron los más de 200.000 millones de dólares que poseen en reservas internacionales. Ahora se los malgastarán como a las potencias les venga en gana. Primero, reconstruyendo. En eso son expertos los norteamericanos. Primero destruyen (llevando la guerra), y luego sus corporaciones contratan la reconstrucción. Así alimentan su alicaída economía. Pero a eso le llaman libertad y revolución. Impondrán la falsa democracia donde el pueblo es libre para elegir. Pero solo a quienes las potencias les convenga.    

SANTIAGO VILLARREAL CUELLAR
http://nuevaera66.blogspot.com/

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