Con encuestas amañadas por parte de los medios mediáticos de comunicación peruanos, que unos días le dan un margen leve de ventaja sobre su contrincante y otro día se la dan a Keiko Fujimori, Ollanta Humala se perfila como el seguro ganador en las elecciones del próximo domingo 5 de junio en el Perú.
Pregonando un programa social de inclusión, un franco reparo al modelo económico neo-liberal, impuesto por el presidente Alberto Fujimori en la década de los noventa y hoy preso por delitos de lesa humanidad, Humala ha tenido que enfrentarse a la rancia oligarquía limeña, lo mismo que a los representantes de las multinacionales extranjeras que a diario bombardean a la población con sugestivos titulares de prensa y mensajes televisivos, donde tratan de desvirtuar las calidades del candidato.
No obstante el crecimiento económico que ha tenido esa nación en los últimos cinco años, este no se ve reflejado en la mayoría de la población, cuyos niveles de pobreza rayan con la miseria y los conflictos sociales se agudizan debido a la empecinada labor del actual mandatario Álan García, de entregar en concesión amplias zonas del país para la explotación minera a compañías extranjeras.
Todo ese descontento y el temor de que regrese la triste era Fujimori, representada en su hija Keiko, la mayoría de los peruanos optará por la figura de Ollanta Humala.
A eso tenemos que sumarle que el electorado peruano, de una cultura machista, no ve con buenos ojos que una figura femenina los gobierne. Hace cinco años, Lourdes Flores Nano perdió las elecciones en las que aspiraba llegar a la presidencia del país andino. Esa es otra razón por la que la Keiko estará en desventaja frente a su contrincante y seguro ganador.
Hace 5 años
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