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3/24/2016

Si Jesucristo llegara hoy....


Santiago Villarreal Cuéllar

…se llenaría de pánico al ver la mercadería que a su nombre se ha construido en los dos mil años de su ausencia. Desde hace cerca de dos milenios los cristianos esperan la segunda llegada, que según los relatos bíblicos ocurrirá en cualquier momento. Constantino el grande reunió en Nicea el primer concilio en el año 325, donde nació la Iglesia Católica Apostólica y Romana, además de recopilar los libros del antiguo y nuevo testamento para formar la biblia que hoy conocemos. Lejos estuvo ese concilio de estar iluminado por el espíritu santo, como hoy creen la mayoría de cristianos pues las pujas de los participantes fueron bastante agrias para ponerse de acuerdo sobre los 72 evangelios existentes y dejar solo cuatro, de los cuales dos no concuerdan. Pero dejemos a los santos teólogos dirimir ese conflicto.

El poderoso imperio católico conquistó y dominó el centro de Europa por casi mil años, siendo esta conquista no precisamente como lo estipuló Jesús, es decir, predicando, sino utilizando lanzas y espadas para imponer a la fuerza la buena nueva; contradiciendo los postulados cristianos de no matar. Por cosas de Dios. ¿O del diablo? El 16 de julio de 1054 se produjo el llamado cisma de oriente, donde la Iglesia tuvo su primera división. Surgió la Iglesia Ortodoxa. Ya para esos siglos, sacerdotes, abates, obispos y cardenales, incluyendo al papa, ostentaban lujosos ornamentos y toda una parafernalia en los altares, donde el oro y piedras preciosas adornaban los lugares. Y ni qué decir de los majestuosos templos construidos en nombre de Cristo, de los cuales hoy nos deleitamos contemplando su hermosa arquitectura. Quizá el hombre nacido en una humilde pesebrera no hubiera permitido semejantes riquezas materiales pues siempre abogó por las espirituales.

En 1517, otro sacerdote rebelde, Martín Lutero se reveló contra la autoridad de Roma, creando otra división. Esta fue peor que la anterior pues dio lugar a toda esa proliferación de sectas, hoy llamadas con respeto iglesias cristianas, que proliferan por todos lados disputándose la fe, el alma y los bolsillos de los creyentes. Cada día en todo el planeta, pero en especial en Latino-América y África, nace en cualquier garaje una iglesia a nombre de Jesús y varios personajes llenan sus faltriqueras con los diezmos adquiridos en su nombre. Si hoy llegara Jesús, seguramente se armaría nuevamente del látigo para fuetear a todos esos mercaderes que en su nombre se han enriquecido, construido grandes edificios, montan lujosos vehículos y esquilman las faltriqueras de millones de ingenuos que en lugar de practicar su doctrina siguen a hombres avispados.


              

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