Santiago Vilarreal Cuéllar
Una de las sociedades más conservadoras del mundo como la estadounidense, había detenido la concesión del derecho a legalizar la unión de parejas del mismo sexo. No obstante, 36 estados de ese país, aprobaron en sus legislaciones autónomas los matrimonios entre parejas homosexuales, lesbianas y otros géneros sexuales.
Faltaba una legislación federal, pero el congreso de ese país, cuya mayoría históricamente ha estado en manos de los republicanos, defensores de las religiones fundamentalistas, y defensores de los principios de la familia tradicional, habían impedido debatir estos proyectos.
Pero fue el máximo tribunal supremo de esa poderosa nación, la Corte Suprema de Justicia, quien finalmente emitió un fallo a favor de constituir familias del mismo sexo, en una acción sin precedentes históricos, y en un claro beneficio para la comunidad gay de ese país, que es bastante numerosa.
El júbilo no se hizo esperar y millones de norteamericanos, no solo pertenecientes a la comunidad gay, celebran este histórico logro. El mismo presidente Barack Obama, escribió en su cuenta de twitter: "Es la victoria para aliados y amigos que dedicaron años, en algunos casos décadas, trabajando y rezando para que el cambio llegue. Esta decisión es una victoria para Estados Unidos."
Pero el triunfo de este histórico fallo, no solo es una celebración para los habitantes de ese país, sino que constituye un gran triunfo para el mundo. Estados Unidos es la potencia militar más grande del planeta y fallar en favor de la igualdad y la tolerancia hacia parejas del mismo sexo en esta materia, envía un mensaje al mundo sobre la necesidad de que otras naciones adopten legislaciones semejantes.
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