Santiago Villarreal Cuéllar
Las primeras manifestaciones de vida
aparecidas en nuestro planeta fueron las bacterias. Con ellas se originó toda la
diversidad de vida que conocemos hoy; ese episodio maravilloso ocurrido hace
cientos de millones de años, solo tuvo lugar en este planeta de nuestro sistema
solar y hasta donde los astrónomos tienen conocimiento, no existe otro igual en
la galaxia de la que hacemos parte. Según el criterio científico, somos un
planeta accidental donde se dan esas únicas condiciones para que exista esta
clase de vida. Por ser las bacterias las más primitivas manifestaciones de vida,
no es extraño que todos los seres vivos alberguemos grandes cantidades de estos
diminutos seres. Vivimos en compañía de millones de bacterias, unas
beneficiosas y otras dañinas para nuestro organismo. Digamos que somos una
comunidad de bacterias donde diariamente, a toda hora y momento, estas libran
una guerra permanente entre sí, cuyo epicentro tiene lugar dentro de nuestro
propio cuerpo, siendo el sistema digestivo humano el centro de una verdadera
guerra bacteriológica. Nuestro sistema inmunológico no es más que una comunidad
de bacterias que viven en lucha constante contra aquellas que pretenden invadir
nuestro organismo.
Hace varios años, distintas compañías
productoras de cosméticos, específicamente fabricantes de jabones de tocador,
diseñaron varias clases de jabones antibacteriales, tanto para el baño diario
de nuestro cuerpo, como para el lavado de las manos. Los componentes químicos
para eliminar las bacterias que poseen estos productos son el triclosán y el
triclocarbano. No hay evidencias que comprueben que los jabones antibacteriales
sean más efectivos que los otros. Pero sí se están realizando estudios para
determinar los daños que pueden producir los componentes de los jabones
anibacteriales. La misma FDA de los Estados Unidos, pidió una revisión sobre la
seguridad de dichos productos. Un primer estudio realizado por Bill L. Lasley
de la Universidad de California, demostró que el triclocarbano aumenta los
niveles de testosterona en ratas. Otros estudios liderados por Erin M. Reese
Clayton de la Universidad de Michigan, mostró que el triclosán es un disruptor
endocrino y cree que puede interferir en el funcionamiento de la tiroides.
Finalmente, la FDA ha pedido a todos los fabricantes de estos jabones en
Estados Unidos, que tienen plazo hasta
finales de este año 2014 para que demuestren que sus productos son efectivos,
o no son dañinos para los humanos, o de
lo contrario serán retirados del mercado. Para finalizar, debemos añadir que
está plenamente comprobado que el uso de antibacteriales crea resistencia a las
bacterias enemigas y con el tiempo se hacen más inmunes a los antibióticos
convencionales.
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