Santiago Villarreal Cuéllar
¿Por qué las naciones latinoamericanas fueron
y siguen siendo machistas? No obstante proclamar leyes que protegen los
derechos de las mujeres, seguimos conservando esa costumbre. Países como
Colombia, México, Venezuela, Ecuador y Paraguay son más propensos a este
fenómeno que los restantes. El hombre continúa siendo el ser todopoderoso,
inteligente, fuerte, violento y por tanto es el llamado a proteger la débil
mujer. Mujeres que en su mayoría continúan siendo sumisas, incapaces de hacer
cumplir la legislación creada para exaltar sus derechos. Pero no debemos
apresurarnos a culpar su destino.
El influjo cultural, producto del
colonialismo español, hizo de los hombres hispanoamericanos dominantes y
fuertes frente a la mujer. Una cultura religiosa donde la mujer es la pecadora,
culpable, tentadora, y la sumisa y fiel compañera del hombre, originó este
engendro de dominación machista. La cultura española es precisamente la más
machista del continente europeo. No es gratuito este legado cultural. Las tres
grandes religiones monoteístas que dominan la cultura occidental (judaísmo,
cristianismo e islamismo) crearon la figura de un solo dios masculino. A
diferencia de las religiones politeístas orientales y aquellas que predominaban
en la América, antes del colonialismo, donde existía variedad de dioses y
diosas, dando a la mujer un lugar igual en la dominación cultural y religiosa,
en el judaísmo irrumpe la figura masculina de Jehová; un dios que crea al
hombre de barro y a la mujer de la costilla del mismo. Allí empieza la mujer a
ser vista como una segundona, una parte del cuerpo del hombre, que bien puede este
disponer de ella para sus servicios, no solo domésticos, sino para ser
instrumento de placer. Ese mismo dios de los judíos es violento, vengador y
machista. El cristianismo es la mescla pagana del judaísmo y las cartas
paulistas, donde la mujer continúa siendo la compañera del hombre, que debe ser
fiel, servidora y sumisa.
Alá, el dios del islamismo es aún más
machista que Jehová; permite al hombre tener hasta cuatro mujeres y desecharlas
cuando le plazca. Ochocientos años de influjo cultural del islamismo con la dominación
de los moros en España, no solo consolidó, sino que reafirmó el machismo en esa
nación. Después, los españoles trajeron esa cultura a nuestras naciones, donde
se borró violentamente cualquier vestigio cultural y religioso ancestral,
dejando la nueva religión como soberana y dominante por casi 500 años.
Observemos que la cultura anglosajona, donde el calvinismo cristiano, menos
machista y más cercano a la igualdad de géneros, que conquistó Norte América,
legó otra forma diferente para tratar a las mujeres.
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