Santiago Villarreal Cuéllar
El domingo de ramos es una celebración
tradicional de la semana Santa Católica, haciendo alegoría a la entrada de
Jesús a Jerusalén, montando una burra mientras la multitud lo recibe portando
ramos de palma.
En las agrestes montañas de los países
latinoamericanos, durante los meses de marzo y abril llueve a cantaros. Los
manantiales originados en las laderas, aumentan su caudal y de un hermoso hilo
de plata en el verano pasan a ser soberbias corrientes, arrastrando a su paso
piedras, tierra, y vegetación arrancada con violencia de la orilla de sus
lechos. Estos riachuelos alimentan las quebradas y luego estas tributan sus
agitadas aguas color marrón a los caudalosos ríos, continuando con su arrollador
descenso, a veces rápido, a veces lento, causando inundaciones y destrozos a su
paso. Esto es normal en algunos años. Sin embargo, en cierto periodo de años, a
veces cada cinco, cada ocho, o doce, una gigantesca serpiente de color verde,
con cresta roja y pestañas de plata (un güio, decían los aborígenes), se
enrosca en el lecho de algún río de las altas montañas, donde de vez en cuando
lanza violentos coletazos derribando robles, amarillos, macos, bejucos, rocas y
terrenos movibles, taponando el cauce y formando una especie de dique. Esto
ocurre generalmente una semana antes del domingo de ramos, o una semana después
del domingo de pascua o resurrección. Durante estos días llueve torrencialmente
sobre las montañas, ocasionando la creciente del río, y llenando aún más el
dique formado por la sierpe. Con la presión del agua, el material mineral y
vegetal acumulado en el dique, la serpiente, cansada de sostener la pesada
carga, propina un gigantesco giro, desenroscando su liso cuerpo, permitiendo
evacuar las aguas retenidas; ello ocasiona una creciente gigantesca, que al
llegar a los valles, inunda todo lo que encuentra a su paso, dejando una estela
de destrucción. A este fenómeno fluvial lo llamaban los antiguos la creciente
de ramos. Pero siglos antes, los aborígenes la registraban como la creciente
del güio.
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