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2/18/2014

La derecha polariza el país



Santiago Villarreal Cuéllar

“Santos nos quiere imponer el “castro-chavismo,” dice el ex presidente Álvaro Uribe; “yo soy el gobierno de, todos unidos por la paz,” dice Juan Manuel Santos. Esta retahíla la oímos todos los días, haciendo creer que la oposición la lidera Uribe y el oficialismo Santos. El circo es el mismo pero los payasos han cambiado con los años. Desde la independencia, la derecha polarizó el país entre santanderistas y bolivarianos; después crearon los partidos liberal y conservador, bajo cuyas banderas la oligarquía derechista se repartió la nación, incitando al pueblo a derramar su sangre y dar la vida por esos dos monstruos. Así nos sumergieron hasta mediados del siglo pasado, cuando cansados de la violencia y aconsejados por el Pentágono, crearon el frente nacional que gobernó 16 años. Los últimos cuarenta años, esa derecha recalcitrante cerró toda opción opositora, obligando a los colombianos a votar solo por los candidatos que ellos presentan.
La decadencia de los partidos tradicionales, obligó la derecha a cambiar los rótulos: Nueva Fuerza Democrática, de Andrés Pastrana en los noventa; Cambio Radical en el dos mil, de Vargas Lleras; la U de Uribe y ahora el Centro Democrático. Pero todos obedecen a la misma ideología: defender el modelo económico neo-liberal impuesto por el gobierno invisible, los T.L.C., el capitalismo extranjero, la burguesía criolla y cerrar toda opción de oposición verdadera. Durante los ocho años del gobierno de Uribe, la derecha se radicalizó, recurriendo de forma sistemática al genocidio, las desapariciones forzadas, los falsos positivos y la tortura como forma de amedrentar al pueblo. El gobierno de Santos continúo con la misma tónica, matizando una supuesta negociación con las farc, pero tapando y silenciando con dinero del estado los oficiales del ejército comprometidos con las violaciones a los derechos humanos. Porque si estos militares hablan, Uribe y Santos se acaban políticamente.
Uribe y Santos quieren hacer creer al país que son como el agua y el aceite, cuando lo que pretenden es polarizar la nación para que vote por cualquiera de las dos opciones que ellos representan. Que el pueblo raso, sin educación, influido por telenovelas, realetes y noticieros parcializados, crea esa comedia, no es sorprendente. Todavía escucho algunos lustrabotas, sin vivienda, sin finca y con hambre, decir que Uribe les garantizó la seguridad. Pero que algunos intelectuales, profesionales de distintos ramos, que no reciben prebendas de ninguno, crean que Uribe es opositor y Santos una pobre víctima del otro, es como creer que a las animas se les puede extraer un coto, o que mañana se acaba el mundo.  

      

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