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11/15/2013

Secreto del gato negro


Santiago Villarreal Cuéllar
Este felino que en principio fue salvaje, con el correr de los años se hizo amigo del hombre hasta convertirse en una preciada mascota. Existen diversas especies a lo largo del planeta, teniendo como particularidad su gran belleza. Su mirada tierna despierta el aprecio de hombres y mujeres de todas las edades, inspirando afecto y cariño a quien lo tiene como compañía. Los hay de distintos colores y matices, de pelo liso, lacio y desparramado. Diferentes culturas los adoptaron como mascotas, pero también lo convirtieron en amuleto de la buena suerte. Para otras culturas también es sinónimo de mala suerte y rehúsan tenerlo en sus hogares.
En la cultura egipcia, hace más de cinco mil años, el gato significó una entidad espiritual que servía de vértice o captador de energías positivas. Varias esculturas elaboradas en diferentes materiales prueban la devoción que tenían por este noble animal. Los griegos también rindieron especial culto al pequeño felino, y otro tanto hicieron los romanos, para quienes el gato negro constituyó fuente de energías cósmicas positivas. De allí se derivó al resto de la cultura euro-centrista la posesión del gato negro como una especie de talismán de la buena suerte.
El libro de San Cipriano, edición francesa de 1884, revela el secreto. Quien desee tener buena suerte en los negocios, el amor, tener buena salud y poseer un escudo contra las malas influencias de las brujas, debe tener en su hogar un gato macho de color negro, cuidándolo con esmero y alimentándolo muy bien para que forme una contextura robusta. Todos los viernes a las doce de la noche, tomarás el gato entre sus manos, acariciándolo y masajeándolo sobre su cuerpo, que debe estar completamente desnudo. Lo pasarás por el cuello, el abdomen, la espalda, las partes íntimas, brazos y piernas; luego lo colocarás entre sus piernas, rociando sobre su lomo una buena cantidad de sal marina, con la que masajearás hacia delante de la cabeza del gato, hasta que se desvanezca el último grano.



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