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7/23/2013

Descubrieron otro culpable


Santiago Villarreal Cuéllar
Como en un libreto de telenovelas, el presidente Juan Manuel Santos dijo que había descubierto un senador atizando los paros recientes, pasados y futuros del país. Ya no era solo la guerrilla la culpable de tanta protesta, sino que otro terrible enemigo estaba detrás de todas esas manifestaciones que no dejan conciliar el sueño al señor presidente.  No era necesario que minutos más tarde su ministro del interior, Fernando Carrillo, pronunciara el nombre del senador, porque sabíamos perfectamente que el presidente se refería al senador Jorge Enrique Robledo Castillo.
El país entero conoce que el senador Robledo es opositor del gobierno, y desde hace muchos años es solidario con las justas protestas de campesinos, camioneros, mineros, cañeros, y todo lo que constituye reclamar por las vías legales y de hecho, lo que el gobierno se hace el sordo ante las solicitudes. Si por algo se ha caracterizado el senador Jorge Robledo es por ser un hombre de carácter, frentero y valiente para decir las verdades cuando tiene que decirlas. El país sabe que, tanto Robledo, como los senadores Alexander López Maya y Luis Carlos Abellaneda, todos del Polo y beligerantes, apoyan sindicatos, marchas, paros y protestas, justas y legales. Al contrario del resto de legisladores de la derecha, que no son más que bueyes mudos para proteger el pueblo raso, estos congresistas de izquierda se dan la pela por las clases más necesitadas.  

El señor presidente en lugar de estar buscando culpables aquí y allá, debe prescindir de  su soberbia, y buscar por las vías del diálogo y negociación la forma de encontrar puntos de acuerdo a las difíciles problemáticas de los distintos frentes de descontento. Somos conscientes que todos estos problemas acumulados, no son por culpa del actual mandatario, y tienen sus raíces desde la misma llamada independencia, que solo se desprendió temporalmente de un yugo colonial para abrazar otras formas de vasallaje. Pero la labor de un estadista no es mirar hacia atrás, ni hurgar buscando culpables, tratando de alargar los conflictos y sufrimientos de un pueblo maltratado, sino buscar vías que redunden en soluciones estructurales. El filósofo Miguel de Unamuno decía que cuando a alguien se le ofreciera la oportunidad de tener poder, debía procurar ejercer ese poder para hacer el mejor bien posible, y no para maltratar a sus súbditos. Eso es precisamente lo que corresponde hacer a Juan Manuel Santos, si quiere pasar a la historia, no como todos sus predecesores que solo han gobernado para sus élites privilegiadas, sino para tratar de hacer más equitativo e incluyente nuestro país.

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